lunes, 30 de abril de 2012

Un momento ~Desafortunado~ I

Bueno dadas las circunstancias he de aclarar que esta historia constara de mas capitulos , asi que no me maten aun que esto apenas comienza.

UN MOMENTO ~DESAFORTUNADO~


Todo inicio en ese momento desafortunado, cuando note que algo habia cambiado, un sentimiento extraño e irracional, que no me dejaba pensar. Como saberlo desde un principio, si no creí en la posibilidad, de que este amor fuera real.
De saber que esto sucedería
Jamás lo hubiera dicho…Jamás lo hubiera aceptado…
Que de ti estaba enamorado.

“Tal vez después de escucharme no entiendas las razón
del porque aun conservo este absurdo amor”


“¿Quién soy?”
~!Es algo que quisiera olvidar!~


Con un par de padres algo alejados de la realidad, y de todo lo que conlleva ser verdaderos padres fui enviado a un internado para varones, del mismo modo que mi hermana menor fue enviada a un internado femenino, y eso solo es el comienzo.

Visitando a nuestra familia solo en fechas especiales, dejamos de vernos con verdadero amor. No es que en verdad el amor fraternal fuera para mi indispensable porque al menos tenia a Yuna quien compartía la misma pena que yo, aun que he de admitir que el ver a nuestros padres como extraños cada navidad con el paso de los años dejo de ser menos incomodo, pero no doloroso.

El último permiso expedido por mis padres fue debido al cumpleaños de mi madre aun que en realidad no veía razones para asistir si no fuera por que Yuna estaría ahí hubiera preferido quedarme encerrado en esa cárcel que ellos mismos pagaron, en realidad cualquier cosa era mejor que estar frente a esos rostros nada paternales que nos abandonaron, sin duda era como ver a dos desconocidos. A veces me preguntaba cómo era posible que incluso mis profesores fueran capaces de recordaran mi cumpleaños y mis propios padres no, pero eso era algo que con el tiempo dejo de tener importancia, así que ni siquiera me tome la molestia de comprar un regalo para mi madre.

Mi nombre Masuda Takahisa hijo mayor proveniente de una familia disfuncional comenzando por mi padre quien al ser un hombre rico se la pasaba bebiendo y derrochando grandes cantidades de dinero como si este creciera en los árboles, mi madre una mujer joven y hermosa, adicta a las compras y a presumir todo cuanto pudiera frente a sus amigas, y he ahí la razón por la que esta decidió tener un par de hijos que la hicieran poder presumir también de ellos, cuando en realidad ni siquiera les ponía atención sin duda mi madre era la imagen opuesta de lo que era una verdadera madre. Siendo así no dudaba en lo mas mínimo que estos dos estuvieran ahora en alguna playa bebiendo con los amigos, presumiendo un nuevo vestido, mientras sus hijos estaban en alguna parte haciendo lo posible por llegar a una casa vacía sin tener a quien festejar.

Al principio es decepcionante saber que tus padres no te aman, que simplemente eres la prueba para aparentar una imagen exitosa, la razón por la que ellos se pueden llamar familia y aun sabiendo esto estas ahí esforzándote por hacer que estos te acepten, para que al final te des cuenta que a pesar de todos tus esfuerzos estos nunca te amaran, es entonces cuando la vida deja de ser vida volviendo todo insignificante nada cobra sentido si ni tus propios padres te aman,  y cuando miras atrás te das cuenta que has pasado tres años de tu vida encerrado en un internado por aquellos que alguna vez dijeron amarte y prometieron nunca dejarte solo. Ahora el dolor de aquel recuerdo solo es una pequeña parte de tu sufrimiento, porque aun diciendo que la herida no duele tu sabes que esta es aun más dolorosa que la que sentías tres años atrás que ese dolor no se compara al dolor que sientes ahora al darte cuenta que tu vida seguirá siendo de ese mismo modo, sin amor.

Al llegar a casa ni siquiera me sorprendí de que esta estuviera vacía eso era algo que sabía desde hacía años ya no era una novedad festejar a alguien invisible, suspire amargamente como cada año y me encamine a la habitación de la única persona que podía entender
mis sentimientos, mi hermana Yuna abrí la puerta con cuidado esperando encontrarla dormida pero para mi sorpresa, esta no estaba, algo en verdad preocupante pues de los dos Yuna siempre era la primera en llegar a casa, de inmediato saque el móvil  marcando aquel número que conocía de memoria, el teléfono sonó un par de veces y esta no respondió, continúe marcando una y otra vez pero la respuesta fue la misma.

Yuna ¿Donde estas?, me dije mientras seguía intentando. Yuna responde por favor, no me dejes solo sabes que tu sonrisa es la única razón por la que vuelvo a casa cada año cuando a veces quisiera no hacerlo más, tu eres la razón por la que estoy aquí por favor no me dejes solo, tu no, seguí intentando no sé cuantas veces más pero ninguna de mis llamadas fue respondida, decepcionado me tire en la cama con la esperanza de que al despertar la sonrisa de mi dulce hermana me devolviera a la vida.

Al día siguiente me levante con dolor de cabeza al parecer habia dormido demás, me incorpore de inmediato al ver la luz del día y me di cuenta que estaba solo, habia dormido del lado izquierdo con la esperanza de que Yuna despertara a mi lado derecho como siempre lo hacía, así que preocupado por su ausencia retome el móvil y volví a marcar…este sonó un par de veces cuando al fin alguien respondió.

-Taka- Dijo una voz apagada.

-Yuna, ¿Donde estas? Estaba muy preocupado por ti.- Dije dejando escapar un suspiro.

-Lo siento mucho hermanito, he pescado un resfriado y no he podido ir a casa este año- Esta comenzó a toser.

-Yuna…debiste avisarme…yo te he extrañado mucho- Le dije conteniendo unas lagrimas que estaban a nada de salir.

-Taka, yo también te he extrañado mucho y entiendo como debes sentirte ahora tú sabes que nunca te dejare solo como ellos lo hicieron con nosotros.- Dijo esta con una voz dulce y dolorosa que termino por liberar un par de lagrimas.

-Lo sé Hermanita, cuídate mucho y mejórate pronto te llamare el próximo domingo- Dije esto antes de que mi voz fuera cortada por aquel nudo que quemaba mi garganta.

-Te quiero… hermanito- Aun estando atreves del teléfono podía sentir como los sentimiento de Yuna y los míos eran los mismos, incluso su voz se corto por un momento, provocándome aun más ganas de llorar que antes, ambos sufríamos al estar lejos.

-Yo también- Respondí tomando un poco de aire para después colgar.

Deje que el llanto recorriera mis mejillas hasta terminar de una vez por todas con ese dolor, me tire nuevamente en la cama para que el tiempo de mi regreso fuese más rápido a veces era mejor dormir que enfrentar mi soledad, Yuna para mi era mi única familia y ahora no estaba conmigo… Revise el reloj de la habitación al fin llegaba la hora de marcharme, me encamine al estudio de mi madre donde deje una nota sobre su escritorio por su cumpleaños esperando que esta la leyera antes de navidad, y sin mirar atrás me marche de ahí, no hacía falta permanecer más tiempo en un lugar vacio y frio, en el internado habia mas amor que en esa casa…

Me encamine despacio admirando el paisaje que muy pocas veces podía apreciar, y me di cuenta que no lucia tan bello como cuando lo disfrutaba con Yuna, era una imagen vacía sin tener con quien compartirla, y sintiéndome nuevamente triste me encamine a la estación de trenes.

Habia muchas personas caminando de aquí haya hablando en voz alta con sus teléfonos, diciendo cosas irrelevantes, y en cuanto llego el tren todos estos abordaron sin dejarme mucho espacio para entrar, así que a como pude empuje aquellos que me estorbaban y tome asiento al final del pasillo perdiéndome entre la multitud y enfocándome en la ventana que sería la única que podría trasportarme a otro mundo tanto que ni siquiera note en qué momento alguien se sentó junto a mí.

El viaje de vuelta se volvió aun más largo de lo normal incluso la música de mi teléfono comenzó a sonar aburrida o quizás simplemente era que en mi vida todo siempre era monótono, extrañando ese toque de vida que le brindaba tener a alguien que me amara, sumergido en todos aquellos pensamientos no me di cuenta en qué momento el tren se detuvo mire a las personas amontonarse en la entrada y espere a que estos bajaran al fin y al cabo no tenía prisa por llegar, en cuanto el lugar quedo libre cargue mi mochila sobre un hombro saliendo de ahí.

Aun tenía algo de tiempo de sobra así que habia decidido caminar al instituto para tratar de recobrar fuerzas y no quebrarme en cuanto alguien preguntara como me habia ido, pues podía intentar aparentar ser fuerte eso siempre me habia funcionado pero cada vez que regresaba de casa mi corazón se volvía más débil de lo que aparentaba.

-¡Disculpa!- Escuche una voz tras de mí, haciéndome volver a la realidad pero ignore aquel llamado suponiendo que no era a mí a quien llamaban, además de mi habia muchas personas en ese lugar.

-¡Oye espera!- Grito aquella voz haciéndome detener y mirar a mi alrededor, ¿Me estaba llamando a mi?, Me gire despacio intentando no parecer en un tonto en caso de que fuese un error.

-¡Hola!- Dijo un chico en cuanto me vio, este era un poco más bajo que yo de cabellos castaños, llevaba un par de lentes de nerd y portaba el mismo uniforme negro que yo, solo que este llevaba una corbata azul perteneciente a los chicos de primer grado, ¿Pero qué hacia fuera del instituto? Me pregunte.

-¡Oh!- Le salude, intentando entender el porqué de su llamado.

-Disculpa mi tonta pregunta pero te diriges al internado Chihiro.- Dijo este de un modo algo apenado inclinando la cabeza y de esta misma forma apuntando mi uniforme.

Asentí sin más que decir pues en verdad que era tonta su pregunta, pero este en cuanto escucho mi respuesta levanto la mirada esperando algo más que un simple movimiento de cabeza, fastidiado de aquel chico decidí usar mi cara de pocos amigos, esa que nunca fallaba, estaba seguro que en cuanto la viera terminaría alejándose de mí como lo habían hecho todas las personas que se habían intentado acercar a mi antes, pero para mi sorpresa este no pareció inmutarse en lo absoluto al contrario continúo mirándome de cerca de un modo que lograba intimidarme.

-Mi nombre es Tegoshi Yuya soy de primer grado- Anuncio este después de una buena tanda de miradas repulsivas de mi parte y angelicales de la suya, este me brindo una sonrisa algo idiota mientras extendía una de sus manos esperando que yo hiciera lo mismo, no me moleste en responder solo me di la vuelta para continuar mi camino; no soportaba que otros se hicieran los amables conmigo mucho menos un chico que recién acababa de conocer y no pensaba volver a ver.
-Oye no te vayas, hice algo que te molestara- Dijo este en cuanto comenzó a notar que me marchaba encaminándose a mi lado.

-No en realidad- Respondí al darme cuenta que ese chico no se iría tan fácilmente. Este me dedico una sonrisa boba y continuo caminando en silencio junto a mí lanzándome miradas de vez en cuando, ¡Podía ser más irritante ese chico!, cansado de esas miraditas furtivas lo mire algo malhumorado y este detuvo el paso.

-Te molesta que camine a tu lado- Dijo este unos pasos tras de mí.

-Haz lo que quieras- Respondí sin siquiera detenerme. Si alguien se preguntaba sobre la existencia de alguien que pudiera sacar de quicio a otra persona en los primeros cinco minutos de interacción la respuesta es sí y este estaba por acabar con mi poca paciencia.

-Siempre eres así de callado- El chico castaño me detuvo tomándome del brazo. Llegando al límite de mi paciencia me gire tomándolo del cuello arrinconándolo junto a una pared, tenía que entender de algún modo lo molesta que me era su presencia,
pero lejos de parecer temeroso este me dedico una sonrisa amplia e idiota ¿Pero qué rayos le sucede a este tipo? Me pregunte con una razón más para golpearle bien fuerte en la cara.

-Rayos ¿Por qué tenias que usar lentes?- Musite conteniendo mi puño ya cerrado y dispuesto a quitarle esa sonrisa idiota.

-Lo siento, te estoy molestando- Continuo diciendo este como si nada hubiera pasado.

-Acaso eres estúpido acabo de intentar golpearte y sigues tan tranquilo- Respondí aun mas irritado.

-Pero no lo has hecho- Dijo el chico acoplándose a mí.

Habían pasado ya dos años que nadie se acercaba a mí de un modo distinto, desde que mi vida se desmorono por completo, desde que me di cuenta que mi vida era falsa, desde que supe que jamás volvería a ser feliz. Incluso mis amigos me abandonaron poco a poco fueron desapareciendo hasta quedar completamente solo, admito que en cierta parte fue mi culpa con el paso del tiempo me volví insoportable hasta para mí y ahora este chico venia acercándose a mí de buenas a primeras como si me importara tener compañía, cuando lo único que quería era estar solo… o eso creía.

Admito que al principio me era insoportable tener a ese niño tan nerd a mi lado no es que tuviera una imagen que cuidar ni nada por el estilo simplemente que interrumpía mi tiempo de soledad, traspasando los grandes edificios que nos dividían solo para verme…

-Tegoshi, podrías dejar a Maru-sempai por favor- Le dije a mi pequeño castaño que siempre se ocupaba en alejar a mis pocos amigos de mi.

-Pero Massu, yo solo te quiero para mí- Dijo este con un pucherito algo gracioso.

Tegoshi siempre era tan extraño él era quien al principio me pedía que conociera y tuviera más amigo y en cuanto los encontraba el mismo se ocupaba de tener un espacio entre nosotros como si fuera una especie de novia, nunca entendía ese comportamiento.

-Tegoshi, debemos irnos ya debes volver a clases- Le dije al pequeño quien limpiaba sus gafas mirando de mala manera a mi acompañante.

-Massu, no quiero volver quiero quedarme contigo- Respondió este abrazándose a mí.

-Pero que tonterías estás diciendo, tú fuiste quien me dijo que no debería faltar a clases- Dije esto separando su cuerpo del mío.

A veces Tegoshi podía ser muy empalagoso y extraño, pero sin duda la última era la que más me dejaba pensando… Y así conviviendo diariamente con él para cuando me di cuenta ya habia pasado los dos últimos años de instituto a su lado cambiando la perspectiva de mi vida y volviéndose mi mejor amigo.

Quizás si me lo hubieran preguntado dos años atrás no hubiera respondido de la misma forma a la pregunta qué se hace al salir del instituto -¿Qué vas hacer con tu vida?- Pero estando Tegoshi en mi ella esta cobro un sentido distinto he inimaginable jamás pensé que ese chico insoportable que conocí en la estación dos años atrás pudiera hacer de mi vida feliz con solo un par de palabras… “El pasado se fue y no volverá, el presente es el hoy, donde tu creas tu felicidad”… Y creí en esas palabras porque él se volvió mi presente y estaba feliz de tenerlo a mi lado.

Antes lo habia pensado el día de mi graduación seria el día más feliz de mi vida, pero por que dolía tanto alejarme de aquellos a los que jamás pensé extrañar, estaba seguro que en ese momento mi rostro lucia un aspecto extraño el recibir los abrazos llenos de cariño, por parte de aquellos a los que nunca hubiera apreciado si no fuera por Tegoshi, era un sentimiento difícil de explicar, en aquel entonces era un fantasma para los que estaban junto a mí, incluso mis maestros me desconocían, pero en cuanto este llego a mi vida todo cambio, mis labios comenzaron a moverse sin pedírselo y como por arte de magia, para cuando me di cuenta ya estaba envuelto en un ambiente lleno de personas que estaban ansiosas por conocerme y formar parte de mi vida, mis profesores y compañeros eran esa clase de personas que me miraban de lejos imaginando ¿Quién era en realidad?, Pero con esta sonrisa que me fue concedida gracias a la vitalidad que Tegoshi me devolvió, ahora maestros y alumnos hacían fila a mi lado esperando poder despedirse de mí, era un sentimiento en verdad conmovedor, cuando la imagen de un pequeño chico castaño alejándose a los dormitorios llamo mi atención, me disculpe con aquellos que esperaban por mí para seguir al pequeño que me preocupaba.

-Tegoshi- Grite para que este se detuviera, pero este pareció no escucharme, así que corrí tras el sujetándolo del brazo, encontrándome de frente con el rostro lloroso de mi pequeño amigo.

-Ma…ss…-Dijo este cubriéndose el rostro en cuanto su mirada se encontró con la mía.

Siempre lo habia tratado como a un niño pequeño, pero en esta ocasión era distinto,  su rostro estaba lleno de lagrimas, y hasta cierto punto entendía el porqué de estas, envolví su cadera con mis brazos y lo junte a mí, sabia como se sentia yo era su mejor amigo era lógico que estuviera triste incluso yo también lo estaba, este continuo llorando sobre mis hombros sin decir nada, ni siquiera recuerdo cuanto fue el tiempo que permanecimos abrazados, cuando el tiempo de marcharme llego este se aferro a mis prendas.

-Massu… no te vayas- Dijo este aun en sollozos.

-Tego, sabes que no puedo quedarme- Respondí tomando su rostro entre mis manos limpiando sus lagrimas con mis dedos.

-Massu si tú no estás conmigo me sentiré muy solo- Continuo diciendo mi pequeño quien dejo caer nuevamente un par de lágrimas, rompiéndome el corazón.

-Vamos no estes triste vendré a verte seguido y nos llamaremos por teléfono a diario, está bien- Le dije mostrándole esa sonrisa que a él tanto le gustaba, por un segundo me sentí extraño como si me estuviera despidiendo de una no…

-¡Oh! Que lindos- Dijo una voz tras nosotros.

-Creo que estamos interrumpiendo algo.- Dijo otra voz.

-¡Oh! Que quieren par de idiotas- Me gire hacia los recién llegados ocultando el rostro de Tegoshi tras de mí.

-Tranquilo Masuda- Dijo un chico alto de aspecto intelectual.

-No Keii, es Massu- Ahora el chico de lado se burlaba de mi mote.

-Pueden dejar de burlarse que es lo que quieren Shige y Koyama- Respondí sarcásticamente, a los dos idiotas que habían hecho de mis días de internado divertidos con sus tonterías, aunque estos ni siquiera eran estudiantes, eran sempai quienes ahora hacían su servicio.

Shige era un chico de cabellos oscuros y personalidad tranquila, bueno solo estando solo. Koyama era un chico mayor de cabellos castaños y personalidad amable, como la de una amable madre eso si no estaba con Shige, por que juntos esos dos eran dos chicos torpes, quienes por difícil que fuera creerlo después de que los conoces jamás pensarías que esos dos son un par de personas exitosas que por una extraña razón estudiaban el comportamiento estudiantil, al parecer ambos tenían un proyecto en puerta el cual investigaban, en pocas palabras los estudiantes éramos sus conejillos de indias.

-Nada solo pensábamos en despedirnos de nuestro pequeño cerdito, pero vemos que están en un momento intimo- Respondió el mayor con expresión picarona mientras le lanzaba miradas al otro que parecía estar en total acuerdo.

-Pero de que estás hablando – Le dije al mayor esperando una respuesta.

-Pequeño Masuda lo entenderás cuando seas grande- Se burlo Shige encaminándose tras Koyama quien ya se estaba marchando.

-Se han ido- Le dije al pequeño tras de mí.

-Por cierto Tegoshi-kun no estes triste nosotros podemos jugar contigo hasta que él se dé cuenta- Gritaron el par de idiotas a lo lejos, para después soltar una carcajada que hizo eco.

Tegoshi quien se encontraba aun abrazado a mí en cuanto los escucho me sujeto con fuerza poniendo sus mejillas rojas.

-De que debo darme cuenta- Musite para mi mismo intentando entender el porqué de aquello ultimo. -Tu…- Estaba por preguntarle a Tegoshi cuando me di cuenta que este se habia puesto completamente rojo.-Sucede algo, te has puesto rojo- Le pregunte.

Este solo negó con la cabeza abrazándose nuevamente a mí, pero por una extraña razón aquel abrazo se sintió de un modo distinto a los anteriores, era como si una parte de mi corazón se hubiera agitado y no sabía el por qué.

-Taka…-Anuncio Tegoshi aun pegado a mí-Te…quiero- Susurro este enredando sus brazos por mi cuello y besando una de mis mejillas.

Por un momento no supe cómo reaccionar, mi cuerpo se quedo pegado en el piso sin saber que hacer, nunca pensé que recibir el beso de mi mejor amigo se sintiera tan bien, ahora mis mejillas estaban ardiendo sin poder evitar que se notara. Este ignoro mi sonrojo y dedicándome una sonrisa me miro en la misma posición, volviendo a repetir aquellas palabras que hicieron que mi mundo se moviera.

-Tegoshi…-Susurre.

-Lo siento- Respondió este bajando la mirada, y esta hizo que mi corazón se hiciera pedacitos.

-Está bien- Lo mire sin alejarme de él, y bese con dulzura una de sus mejillas, su piel era tan suave.

-Oigan ustedes dos tortolos ya lo olvidaron prometimos ir a cenar- Gritaron un par de voces tras un par de arbustos, eran esos dos no se habían marchado.

Mis mejillas aumentaron aun mas de temperatura al saber que aquellos dos nos habían estado viendo todo ese tiempo, para cuando mire a Tegoshi este habia vuelto a colorarse. Sonreí al verlo de ese modo, provocándome mucha felicidad y ni siquiera sabía el porqué pero me gustaba verlo así.

-Es verdad, nos vamos- Le dije tratando de evitar tartamudear, porque Tegoshi lucia realmente lindo apenado.

Este solo asintió con la mano en el corazón.

-Massu- Susurro este mientras caminábamos.

-¿Qué pasa?- Le dije.

-No me olvides- Continuo susurrando mientras una de sus manos  se aferraba a uno de mis brazos.

-Nunca- Respondí bajando mi brazo, pero este no se movió y continúo caminando junto a mí, con su mano sobre este.

En qué momento ocurrió, aun no lo sé pero para cuando me di cuenta íbamos tomados de la mano como una feliz pareja, no es que me incomodara, se sentía bien estar así pero no estaba seguro de que los demás lo vieran del mismo modo.

Cuando al fin alcanzamos aquellos dos ni siquiera recordábamos la unión de nuestras manos, hasta que alguien lo hizo por nosotros.

-Vaya al fin se lo has dicho- Dijo Shige dirigiéndose a Tegoshi para después apuntar nuestras manos

Este no respondió nada solo inclino la cabeza soltando mi mano.

-¿Qué es lo que tenias que decirme?- Me detuve para preguntar, era la segunda vez que escuchaba aquello esa noche.

-No, creo que un no- Respondió Koyama jalando a Shige delante de nosotros.

-Querías decirme algo- Pregunte con curiosidad.

-No es nada- Dijo este en voz baja, evitando levantar la mirada.

-Oye sabes que puedes decirme cualquier cosa, somos amigos- Le dije levantando su barbilla para que me mirara.

-Es verdad solo somos amigos- Respondió este mirándome a los ojos, una mirada que en verdad desconocí.

-Claro que no, somos los mejores amigos- Dicho esto este quito mis manos de su rostro y se encamino hacia los idiotas del frente.
Pero antes de que este llegara con ellos le sujete por la cintura.

-¿Qué pasa?- Susurre sin entender el porqué de esa mirada.

-Taka- Este se dio la vuelta y me abrazo nuevamente.-No quiero que te vayas.-Continuo diciéndome.

Yo solo correspondí a ese abrazo sintiendo que este me ocultaba algo, pero decidí no decir nada no quería hacerlo sufrir más, y así tomándole de la mano caminamos juntos sin importar nada más.

Aquella noche fue la mejor de mi vida, disfrute como si hubiese estado con mi familia, eso era más de lo que pude imaginar años atrás, comimos y bebimos como locos .

-Tegoshi tu aun eres pequeño no deberías tomar tanto- Musito Koyama quitándole la bebida.

-Hip! Vamos Keii-chan- Si esa era la voz de un niño ebrio.

Todos reímos de la cara y comportamiento de Tego junto a sus risas sin sentido.

-Massu, di ¡ah!- Dijo el pequeño ebrio mientras me mostraba una gyoza.

-No la comeré así- Le dije, sería vergonzoso que esos dos lo vieran dándome de comer.

-Vamos- Continuo pidiendo este con ojitos suplicantes, que al final me hicieron aceptar .
Tegoshi sonrió satisfecho al verme tomar el bocado, haciéndome sonrojar. Para mi sorpresa los dos tipos de antes no hicieron comentario alguno sobre ese comportamiento, que estaba comenzando a gustarme.

Esa noche volví al instituto cargando a un pequeño dormido entre mis brazos, en cuanto llegamos lo tire en la cama, y le quite los zapatos dispuesto a irme a mi habitación.

-Taka- Anuncio el chico que antes estaba dormido.

-Descansa ya estás en tu habitación- Musite abriendo la puerta para marcharme.

-No te vayas- Dijo este levantándose de la cama.

-Debo irme, no puedo quedarme aquí- Respondí viendo como este intentaba abrir los ojos.

-Quédate conmigo- Susurro este en tono suplicante.

-Tegoshi no puedo hacerlo donde dormiré yo- Dije mostrándole solo una cama.

Y este respondió haciéndose a un lado y abriendo las cobijas.

Me quede callado contemplando el rostro aun adormecido de mi amigo y sin pensarlo dos veces acepte su oferta, a decir verdad ya estaba demasiado cansado como para volver a mi dormitorio, en cuanto me introduje a este el pequeño a mi lado enredo su cuerpo con el mío recostándose sobre mi pecho, lejos de ser incomodo aquella noche dormí increíble.

Esa mañana desperté más temprano de lo normal para dirigirme a mi habitación, aun que admito que me hubiera gustado jamás levantarme, esa mañana me despedí de aquel internado como si me estuviera despidiendo de mi propio hogar, que hasta cierto punto lo fue, donde en verdad habia tenido personas que me querían. Cuando al fin llego el momento de partir un par de chicos muy locos se ofrecieron a llevarme a la estación, obviamente al saber eso mi pequeñín dormilón no se quedaría atrás y consiguiendo un permiso especial para salir nos acompaño, abrazado a mi durante todo el camino en ciertos momentos me daba la impresión de que este parecía una novia pegado a mí, acto al cual ya me habia acostumbrado, pero no a las lagrimas que este derramo la última vez que nos abrazamos. Era un sentimiento mutuo como si perdiera una parte de mí.

Koyama y Shige a quienes en cierto modo parecía afectarles mi partida prometieron cuidar de mi pequeño amigo, haciéndome prometer que volvería por él, una promesa algo extraña que sin embargo pensaba cumplir, no estaba dispuesto a permanecer tanto tiempo lejos de él. Tenía que emprender mi camino a buscar mi propio destino, un destino que no sabía si existía, pero antes tenía que hacer una parada en aquel lugar llamado “hogar” al cual se habia jurado no regresar dos años atrás.

En cuanto abrí la puerta y escuche el rechinido de esta al cerrarse supe que esa sería la última vez que estaría ahí, suspire hondo recorriendo con nostalgia aquel lugar frio y abandonado, que hasta hoy carecía de amor, admirando las pocas fotografías que mostraban falsamente la imagen de una familia que jamás existió, las imágenes de mi niñez volvían a mi mente mostrándome en aquellos pasillos los recuerdos falsos sobre el amor familiar, cuando un ruido en la planta alta me desconcentro haciéndome caminar en silencio hacia esta, y entonces la vi ahí estaba sentada sobre la cama mirando una vieja fotografía, al fin la encontré después de tantos años, mi pequeña hermana Yuna estaba ahí del mismo modo que yo admirando viejos retratos con recuerdos que no volverían.

Procure no hacer ruido para poder contemplar esa imagen que tenía tiempo extrañando, mi pequeña hermana Yuna habia cambiado tanto en esos dos años, ya no era más una niña.  Aun que somos gemelos y deberíamos lucir parecidos ahora que ha crecido su rostro se ha vuelto un más delicado, marcándose en el dos bellas chapitas en las mejillas.- Hermanita te has vuelto realmente hermosa- Pensé mientras mis ojos se abrían muy grandes al ver que en ella se dibujaba una sonrisa que no habia podido ver por mucho tiempo, dos años atrás debíamos volver a casa para el cumpleaños de nuestra madre, aun que ambos sabíamos que eso solo era una excusa para poder reunirnos y estar juntos como debería de ser, porque si la separación de dos hermanos es dolorosa, la de unos gemelos es a un peor. Los gemelos somos capaces de sentir  lo que el otro siente sin necesidad de estar cerca, es como una especie de conexión invisible que nos mantiene unidos de por vida. Aquel día tuve el presentimiento de que ella no estaría aquí y así fue, sintiéndome solo y decepcionado esa noche jure no volver a menos que ella lo hiciera, y aun así después de todo estoy aquí esperando el amor de una familia que nunca existirá, pero fue por ella que volví, tenía la esperanza de encontrarla aquí movido por ese presentimiento que solo siendo su hermano puedo entender.

-Taka- Esta al fin se percato de mi presencia y me miro con lágrimas en los ojos lanzándose a mis brazos. Dándole entrada a esa sensación cálida y placentera que solo podía sentir con ella.

-Yuna- Respondí a ese abrazo en automático derramando lagrimas sobre los hombros desnudos de mi otra mitad. Ese abrazo era necesario en cuanto lo sentí entendí toda la tristeza por la que habíamos pasado éramos gemelos y habíamos sido separados cruelmente quizás si no hubiera sido así nunca hubiéramos conocido la soledad…

¡Esa noche estando juntos decidimos jamás separarnos de nuevo!

Una nueva vida nos esperaba y así tomados de la mano corrimos a buscar un nuevo camino en el extranjero…

Aquella noche no tuve tiempo de despedirme de Tegoshi, pero estaba seguro que este lo entendería en cuanto se lo explicara, el era quien siempre me animaba a luchar por mis sueños y está vez estaba dispuesto hacerlo a lado de la persona con la que me prohibieron crecer y ahora podía tener a mi lado.

Nos costó algo de tiempo pero cuando al fin logramos instalarnos en un lugar Yuna y yo decidimos comenzar a trabajar, y si alguien se lo pregunta nuestros padres jamás notaron nuestra ausencia, ni la del dinero que tomamos para iniciar nuestra nueva vida.

No fue difícil darnos cuenta de lo similares que éramos Yuna y yo ambos amábamos el baile así que no fue nada complicado conseguir un lugar donde trabajar no es por presumir pero nuestros cuerpos estaban hechos para el baile, así que después de un par de audiciones logramos colocarnos en una academia de danza infantil.

Trabajando animosamente y dándonos el amor que no habíamos tenido durante años ambos convivimos como una verdadera familia aun que solo fuésemos nosotros dos, pero aun así siempre sentí que me hacía falta algo, cada día desde hacía dos meses me habia estado comunicando al móvil de Tegoshi pero este jamás respondió mi llamado hoy era uno de esos días en los que marcar veinte veces no me era suficiente hoy era de esos días en los que en verdad necesitaba escuchar su voz, a veces deseaba volver abrazarlo y decirle cuanto me hacía falta, se que si le comentara esto ha alguien me juzgarían de algún modo pero extrañaba sentir a mi pequeño Tego entre mis brazos, no sé como logre acostumbrarme a ese niño tanto que ahora era necesaria su sonrisa para continuar mi día, ni la sonrisa de Yuna ahora podía hacerme sentir mejor yo solo quería escuchar su voz… ya habia perdido la cuenta de la cantidad de llamadas que llevaba aquel día, antes de dormir decidí hacer una más el teléfono timbro un par de veces cuando al fin alguien respondió, haciendo que mi corazón latiera desenfrenadamente

-Mmm…diga- Contesto una voz que no reconocí.

-¿Tegoshi?- Pregunte con una opresión en mi corazón, y si habia cambiado el teléfono o le habia pasado algo, ¡No! Debía conservar la calma.

-¡Oh! Espera lo despertare-Respondió aquella voz, quien comenzó a llamarlo Yuya con mucha sutileza, ¿Quién era esa persona? Y ¿Por qué llamaba a mi pequeño por su nombre? Me preguntaba mientras rogaba porque este despertara y me lo explicara.-Por cierto ¿Quien le llama?- Pregunto aquella voz del otro lado con un tono algo malhumorado.

-Soy Masuda Takahisa- Respondí con fastidio, porque ese tipo contestaba el celular de Tegoshi, porque no solo me lo pasaba y ya, pero lo más molesto no era eso, si no el hecho de no saber que hacia mi pequeño durmiendo a lado de ese desconocido.

-Chico, lo siento he intentado despertarlo pero no lo he logrado deberías llamarlo después ahora debe encontrarse muy cansado-Me contesto el tipo con un tono nada agradable. Tegoshi despierta necesito hablar contigo, suplicaba-¿Quieres que le diga que llamaste?- Pregunto el chico mientras bostezaba, ¿Era mi imaginación o estaba diciéndome que colgara?

-¡Eh! ¡No! yo le llamare después- Dicho esto colgué el teléfono, para después tirarme en la cama con la misma necesidad desde hacía dos meses, Tegoshi ¿Por qué no respondes? Me haces mucha falta sabes, pensé mientras recordaba la voz de aquel desconocido que hacia esa persona ahí, junto a mi Tegoshi!!!, recordar aquello me hacía sentir impotente… y muy molesto.

El sonido de mi teléfono por la mañana fue lo que me hizo abrir los ojos, quien podría ser a esas horas me pregunte buscando el teléfono, sin poder abrir los ojos.

-Si diga- Respondí aun enroscado en la cama.

-Massu, ¿Eres tú?- Pregunto una dulce voz haciéndome despertar.

-Tegoshi, te he extrañado tanto- Exclame con euforia, mi corazón habia vuelto a la vida de solo escuchar su voz.

-Ha pasado mucho tiempo Massu- Dijo este en un susurro- Me alegra tanto escucha…r tu voz- Escuche como en esa última frase aquel susurro estuvo a punto de desvanecerse.

-Yo también estoy feliz de escucharte- Respondí aquel susurro del mismo modo, como si ambos estuviéramos compartiendo un secreto.

-Creí…que… me habías olvidado- Dijo este rompiendo su voz.

-No, como podría hacerlo, tu eres…-Me quede callado por un momento iba a decir algo que ni yo comprendía.

-Que es lo que soy para ti Massu- Pregunto este son una voz que me hacia latir el corazón incitándome a decir algo que no sonaría bien.

-Tu…Tegoshi tu…tu eres mi mejor amigo- Respondí dejando escapar un suspiro, estuve a punto de decir algo tonto de lo cual me arrepentiría.

-Es verdad yo solo soy el mejor amigo de Massu- Este respondió de un modo más alegre y falso, Tegoshi que esperas que te diga. Me pregunte mientras trataba de llevar la conversación por un lado más alegre, ese tema se estaba poniendo muy serio y extraño.

-¡Quiero verte!- Dije sin más.

-Yo también ansió verte- Mi pequeño respondió en un tono tan dulce que me erizo la piel.

-Solo espera un poco más pronto iré a verte- Le dije con una voz sutil que solo usaba con él.

Esa tarde hablamos como una pareja que tenía mucho tiempo de no verse, era vergonzoso pensar así pero no encontraba otra forma de describir nuestras emociones, estas se dirigían hacia el mismo lugar amor y tristeza. Esa tarde escuchar sus sonrisa fue un oasis en medio del desierto y sus lagrimas el calor que quemaba mi cuerpo, mi pequeño era el que mas habia sufrido con mi partida, pensando incluso que ya lo habia olvidado, pero eso jamás pasaría.

Luego de haber aclarando todo ese mal entendido y lleno de seguridad cada mañana recibía un pequeño mensaje de aquel niño deseándome buen día, y ya por la noche antes de dormir su voz era lo último que escuchaba, aun que eso no era suficiente quería tenerlo junto a mí, sin darme cuenta con el paso del tiempo me habia convertido en un amigo muy egoísta, porque solo quería que Tegoshi fuera para mí. ¡Pensamientos tontos de la mente de un chico como yo!

Después de ocho meses separados al fin habia llegado el momento de volver a vernos, y ahora estaba ahí parado frente al internado que si no fuera por el jamás hubiera llegado a extrañar, a él y a todos esos recuerdo que hicimos juntos.

-Estás seguro que es hoy- Dijo Yuna intentando bajar del auto, con ese vestido amarillo y esponjoso, su forma de vestir era muy peculiar, pero al ver mi ropa no me quedaba más que reiterar lo parecidos que somos.

-Claro que si me asegure de confirmarlo antes de venir- Extendí mi mano para ayudar a que este bajara del auto.

Yuna tomo mi brazo para así caminar juntos por ese largo pasillo que jamás pensé haber extrañado tanto, quería que este terminara para poder ver al fin esa sonrisa con la que tanto habia estado soñando, aun que me encontraba algo nervioso de volver a ver a mi querido niño después de tanto tiempo, con cada paso que daba mi corazón se aceleraba aun mas, era nostálgico mirar los rincones de aquel lugar y no imaginar a mi pequeño amigo sonriendo, tenía tantas ganas de verlo.

Entramos a la sala en silencio porque la ceremonia ya habia comenzado, Yuna sonrió soltando mi brazo y tomando asiento mientras yo miraba impaciente al alumnado esperando ver aquel a quien tanto habia extrañado.

Luego de no lograr mi objetivo tome asiento del lado derecho de mi hermana para escuchar la ceremonia, aun que en realidad yo lo único que quería era verlo.

-Taka está muy emocionado, si no supiera que este es un internado para varones diría que has vuelto en busca de un viejo amor- Yuna sonrió removiendo mis cabellos y apunto en dirección al alumnado.

-Que cosas dices- Le dije acomodándome los cabellos, y continuando mi búsqueda para encontrar entre aquellos chicos estaba el rostro amable de mi querido amigo, pero no lo veía por ningún lado así que resignado no me quedaba más que esperar al término de la ceremonia.

-Claro, lo dice el chico que lleva puesto un traje muy elegante, Taka luce muy guapo, ese chico debe ser muy importante- Yuna continuo diciendo, haciéndome enrojecer.

-Yuna- Alegue, ella tenía razón para cuando me habia dado cuenta ya llevaba ese traje elegante puesto.

En cuanto la ceremonia termino me levante de inmediato, olvidándome por completo de Yuna, buscando entre los alumnos a mi pequeño pero este no aparecía por ningún lado ¿Dónde estás Tegoshi? Me pregunte decepcionado de no encontrarlo…

-¿Massu?- Esa voz tras de mí. Me gire emocionado, con una enorme sonrisa que no cabía en mi rostro pero algo me detuvo antes de saltar a abrazarlo.

-¿Tegoshi?- Este sonrió bajando la mirada, parecía apenado.

Parpadee un par de veces al no creer lo que veía, ¿Ese era mi amigo? No podía creerlos, como este podía haber cambiado tanto en tan poco tiempo, su rostro lucía más delgado, sus cabellos ya no eran oscuros si no claros, y sus gafas ¿Dónde estaban sus gafas? Ya no estaban ahora podía verlo directo a los ojos sin nada que se interpusiera… extrañamente me ruborice de verlo tan cambiado.

Toda esa especie de magia desapareció al ver como unas manos desconocidas se pasaban por la cintura de mi amigo.
-Todo está bien- Dijo este, mientras el castaño tras él, le acomodaba los cabellos. ¿Pero quién era ese chico? ¿Y por qué…porque él lo tocaba de ese modo?, por un segundo tuve ganas de acercarme y quitar sus manos de mi… contrólate Masuda, me dije respirando hondo.

-¿Pasa algo?- Tegoshi se soltó de las manos de este y se acerco a mi haciéndome ruborizar.

-Nada- Respondí, viendo de reojo la molestia del chico de atrás.

-Lo siento- Dijo Tegoshi dirigiendo me hacia el lugar donde antes habia estado mirando.- Masuda Takahisa te presento a Kitayama Hiromitsu mi compañero de habitación, Hiromitsu Kitayama te presento a mi…amigo Masuda Takahisa- Continuo diciendo este con una enorme sonrisa. ¿Qué le hacía tan feliz de ese cachetón? Pero más aún porque me dolió tanto cuando me presento como su amigo, se suponía que eso era…

Extendí mi mano hacia el chico nuevo mientras por dentro maldecía tener que hacerlo, pero este no hizo lo mismo, haciéndome odiarlo aun más.

-Lo siento debo irme, Tegoshi nos veremos más tarde- Anuncio este pasando una de sus manos por el hombro de mi amigo, dirigiéndome una mirada con toda la intención de mostrarme como plantaba un beso sobre su mejilla.

No sé como paso pero para cuando me di cuenta ya estaba quitando sus cachetes de él rostro de mi pequeño, pero ya habia sido demasiado tarde, y ahora estaba realmente molesto. Una molestia que lamentablemente no debería manifestar y sin embargo hice notable.

-Massu- Tegoshi me llamo pues estaba apretando su cuerpo muy fuerte contra el mío.

-Lo siento- Lo solté con delicadeza para después pasar mi brazo por su mejilla intentando desaparecer aquella imagen de mi cabeza.

-Tegoshi, porque este tipo…- Estaba por hacer la tonta pregunta cuando alguien nos interrumpió.

-Taka ¿Por qué me has dejado atrás?- Apareció mi hermana olvidada,  un poco despeinada y agitada.

-Lo siento Yuna- Sonreí al verla de ese modo y me acerque a ella tomándola de la mano, para presentársela a Tegoshi.

-¡Oh!, dos Massus!!!- Grito Tegoshi yéndose de espaldas y apuntando nuestros rostros.

Yuna y yo nos miramos soltando una carcajada mientras extendí mi mano a este para que se levantara.

-¿Como tú y tú?- Tegoshi siguió apuntándonos.

-Somos iguales- Respondió Yuna. Mientras Tegoshi asentía sin parpadear.

-Somos gemelos- Le dije mientras golpeaba levemente su cabeza. El tiempo que estuvimos juntos hable realmente muy poco de mi familia bueno en realidad no tenía mucho que decir. Yuna era la única persona de la que solía hablar más, pues a pesar de estar lejos siempre me hacía falta Tegoshi lo sabia aun que creo que jamás mencione el hecho de ser gemelos.

-Massu ella es igual a ti- Dijo Tegoshi tocando el rostro mi hermana.

-¿Massu?- Yuna sonrió pícaramente mientras me tomaba del brazo, se estaba burlando de mi y de ese extraño mote que Tegoshi me habia puesto en cuanto supo mi nombre, escucharlo decirlo ahora que somos adultos es un poco más vergonzoso.

Al oscurecer los padres de Tegoshi se retiraron de la ceremonia permitiéndole a este salir a festejar con nosotros, así que nos dirigimos al pequeño restaurante familiar de Koyama-sempai que tanto nos gustaba visitar, Yuna miro sorprendida, la fachada tan acogedora del establecimiento y complacida se acoplo a los dos.

La conversación se dirigió a las platicas sobre el instituto, y el cómo nos habia ido desde entonces Tegoshi pareció muy emocionado con la plática pero aun más por cada palabra que decía mi hermana sobre mí y para cuando me di cuenta ya habia sido excluido de la conversación completamente.

En verdad me alegro que eso dos se llevaran también aun que era obvio que así seria somos gemelos y el 99% de las cosas que amamos son las mismas, el otro 1% son solo porque somos de sexos opuestos.

A pesar de que fui excluido me divertí de ver tan animada a Yuna quien al parecer era la que mas sola se habia sentido todo este tiempo, así que tener un amigo le vendría bien, pero habia algo que me incomodaba y no sabía que era, pero que importaba si esa noche todos la pasábamos bien ¿No?

Yuna y yo volvimos a casa luego de dos días de vacaciones las cuales compartimos con Tegoshi, y aquella extraña pareja de amigos que nos topamos la noche de graduación Shige y Koyama, quienes al parecer estaban trabajando en la edición de una novela juvenil.

Nuestras actividades volvieron a la normalidad, bueno casi todas desde aquel día mi hermana lucia radiante y feliz llamaba mucho más la atención que antes, era normal que ahí donde fuera todos la voltearan a ver pero ahora todo el tiempo hablaba por teléfono y en verdad me gustaba verla así no pregunte nada estaba a la espera de que ella misma fuese quien me contara aquello que la hacía tan feliz y así con esa idea decidí esperar…

Pasados dos meses alguien toco muy temprano la puerta de nuestro apartamento con mucha insistencia. Esa mañana Yuna habia tenido que partir temprano a la academia así que yo me encargaba de preparar el almuerzo cosa única que Yuna no sabía hacer, me dirigí a la puerta pensando que ella habia olvidado algo cosa que casi nunca pasaba ja, mentira siempre ocurría…pensar que cuando decidimos iniciar una vida juntos pensamos que éramos completamente iguales pero no paso mucho para darnos cuenta que no era así.

-¡Ahora que has olvidado!- Alegue abriendo la puerta.

-Un amigo- Dijo la persona en la entrada, abrí los ojos muy grandes mientras el recién llegado se lanzaba a mis brazos.

-¡Tegoshi!- Me solté del abrazo y lo vi aun mas cambiado que aquella vez.

Con una sonrisa amplia lo invite a pasar al departamento acomodándonos en un sofá, desde aquel día que volvimos no le habia visto en absoluto sin embargo de vez en cuando conversábamos de cosas irrelevantes pero eso me animaba a sentirme mejor cuando las cosas no iban bien en verdad extrañaba ese toque de vitalidad que el ponía en mi vida aun que nunca fuese capaz de admitirlo.

-Massu- Este me miro un tanto nervioso.

-¿Pasa algo?- Le pregunte preocupado, mirando como este observaba el piso.

-No, nada es solo que… ¿Dónde está Yuna?- Pensé que diría algo mas pero sus últimas palabras me desconcertaron no es que me molestara, al contrario en verdad me ponía contento saber esos dos se llevaran tan bien estaba seguro que cuando Yuna lo viera también se pondría muy feliz…Y así fue tanto que estos se olvidaron de mi, y no solo fue en cuanto se vieron los demás días que Tegoshi permaneció con nosotros fue en incremento tanto que llegue a sentirme molesto un par de veces.

-¿Pasa algo?- Pregunto mi inocente amigo mientras mi hermana partía al baño.

-¿Por qué abría de pasarme algo?-Le dije sin mirarlo.

-Porque hemos pedido gyozas tus favoritas y no has comido aun- Respondió este en tono preocupado.

No sabía porque pero el hecho de que el preguntara aquello me molestaba como si no lo supiera, amaba a mi hermana pero verla tanto tiempo cerca de él me molestaba y mucho.

-¡Ah! Era eso, es solo que no me apetece comer nada ahora- Solté el tenedor con el que habia estado jugando mientras era ignorado por esos dos.

-Masuda Takahisa no puedes engañarme, tu amas comer Gyozas- Dijo este mientras tomaba una y me la ofrecía en la boca.

Claro que amaba comer Gyozas pero ser ignorado por el me molestaba aun mas que ser ignorado por mi hermana, además en qué momento se ganaron tanta confianza que se abrazaban frente a mí y tomaban sus manos, eso…eso no podía soportarlo.

-Me preguntas que, qué me pasa, que te pasa a ti porque actúas de ese modo con mi hermana, como si estuvieras…como si estuvieras enamorado- Me levante gritándole y arrojando aquella gyoza que me ofrecía. Lo habia dicho ese sentimiento que me habia estado molestando habia salido.

-Lo siento, quizás debí decírtelo antes- Tegoshi se disculpo bajando la mirada.

-¿Decirme que?- En cuanto vi la expresión de este me reincorpore para escuchar aquello que al parecer el también tenía que decir.

-¡No! Bueno… es que…no…bueno…me gusta tu hermana- ¿Que dijo? Debe estar bromeando, pero al buscar su rostro me di cuenta  que no mentía su cabeza se encontraba inclinada y eso afirmaba que decía la verdad…

“…Ahora estaba en ese momento desafortunado donde no me hubiera gustado saber la verdad…”


Mis labios se movieron pero no emitieron más que un susurro que no tenía sentido. Mis ojos cayeron al suelo y mi corazón pareció tener una herida estaba doliendo ¿Por qué?

-Massu, ¿Estas molesto?- Las manos de Tegoshi me sacaron de ese trance en el que habia entrado. ¿Qué podía decirle? Que estaba bien.

Este continuo mirándome muy fijamente esperando una respuesta pero yo no sabía que decir, yo simplemente quería borrar esas palabras de mi mente, Porqué esa alegría que sentia al saber que esos dos s llevaban bien habia desaparecido, o quizás nunca habia existido no lograba recordar ningún momento desde su llegada que hubiera estado feliz con que estuvieran junto porque en realidad odiaba que fuera, así…

-Massu, ¿Me estas escuchando?- Pregunto este nuevamente después de pasar su mano frente a mi rostro pero yo seguí sin saber que decir, ni yo entendía que era eso que me molestaba tanto, pero Tegoshi era mi mejor amigo y eso debería darme gusto ¿No? El era un buen chico.

-¡Ah! Si claro, con que eso era- Respondí tratando de parecer natural, es decir que me podría molestar de que el saliera con mi hermana, el era un chico y ella una chica eso debía estar bien. Pero entonces porque me siento así.

Este se quedo inmóvil mientras yo metía a mi boca una gyoza ya fría.

-¡Oh! Vamos no me mires así, que mas quieres que te diga sabes que ella y yo somos iguales que me confieses esto ahora es como confesar que te gusto a sí que si vas a declararte hazlo con la persona correcta ¡Quieres! -Estaba tan nervioso por su mirada fija que solo dije aquello que me vino a la mente, un buen consejo del cual después me arrepentiría, y dicho esto me dedique a comer todo aquello que estuviera frente a mí.

“Y así comenzó una vida de martirios cuando debí quedarme callado”

Algo que sin duda admiraba mucho de Tegoshi era su determinación cuando se decidía por algo luchaba hasta conseguirlo, y yo le habia dado el silbatazo de partida para que comenzara, para cuando me di cuenta ya habia perdido a la única persona que me importaba…y ver…verlo tomándola de la mano dolía y mucho, mas sabiendo que esa persona era mi hermana y el mi mejor amigo.

-¿Pasa algo Masuda?- Pregunto uno de los profesores de la academia sacándome de mis pensamientos egoístas.

Enfoque mi vista a este, nunca antes le habia prestado atención, parecía ser solo un poco mayor que yo de tés morena, cabellos lacios y negros, complexión delgada de buen cuerpo y de ojos intimidantes, su nombre si no me equivoco Ryo Nishikido, profesor de artes oscuras, bueno en realidad solo era un maestro de danza como yo pero no sabía porque siempre me daba esa impresión de hombre malvado.

-Profesor Nishikido- Le dije inclinando mi rostro en cuanto me tope con sus ojos, esa cercanía daba miedo.

-Ryo, quieres dejar de molestar a Masuda- Hablo un chico al final del pasillo, dirigiéndose a nosotros.

-Vamos Yamapi no me dirás que esta celoso- Sonrió el tipo moreno, levantándose del lugar que habia tomado junto a mí.

-¿Por qué abría de estarlo?- Le respondió este con una sonrisa burlona- Yo no me preocuparía por mi celos si no por los de él, no creo que le agrade nada verte coqueteando con otros chicos- Continuo burlándose el recién llegado apuntado a uno de los salones donde se encontraba un profesor impartiendo su clase, esa clase le pertenecía a Ueda Tatsuya.

-Yamapi no seas aguafiestas yo solo quería ayudar- El moreno se quejo como un niño pequeño.

-No te preocupes por el ve a continuar tu clase que yo me encargare de Masuda- El recién llegado, tomo el asiento vacio junto a mi mientras le hacía señas al moreno de que se marchara.

-Hola- Me anuncio el recién llegado Yamashita Tomohisa mejor conocido como Yamapi ¿Por qué? No lo sé, pero este es uno de los superiores del instituto, en los últimos días habia tenía el suficiente tiempo libre para recordar el nombre de estos, desde que Yuna habia comenzado a salir con Tegoshi no habíamos vuelto a comer juntos, no es que estos me excluyeran de sus almuerzos juntos fui yo quien decidió darles su espacio y termino solo sentado en el rincón de la mesa de profesores dándoles la confianza a estos para hablarme, cosa que antes no hacia ni por error. No es que fuese antisocial era solo que sin Tegoshi no tenía sentido conocer a nadie más, sé que es estúpido pero es la verdad.

-Puedo ayudarte- Dijo el recién llegado cruzándose de piernas, pero yo no respondí solo negué con la cabeza dejando escapar un suspiro.

-Vamos, sé que no somos cercanos pero todos lo hemos notado- Dijo este pasando con toda confianza su brazo por mis hombros.

-No lo entenderías, ni siquiera yo lo entiendo- Le dije dejando escapar un nuevo suspiro con mas pesar que el anterior.

-Déjame entenderlo- Respondió este con una sonrisa.

Quizás el era la respuesta a la plegaria que tanto habia hecho, estaba a punto de explotar, tenia tantos sentimiento hechos nudo en mi interior y nadie a quien contárselos, porque esto incluía a las únicas dos personas que me importaban.

No sé como lo hizo, a veces deseo que jamás lo hubiera hecho, pero en ese momento no lo pensé se sintió bien liberar todos esos sentimientos después de guardarlos tanto tiempo tratando de ocultar lo más lógico, entonces paso lo dije lo habia aceptado todo cobraba sentido pero para que si ahora no habia esperanza para que eso pudiera ser...

…Ya lo sabía, yo solo quise evitarlo…
Lo supe desde el principio y aun así nunca fui capaz de decirlo, que podía decirle somos amigos y además los dos somos hombres.

-Eso es lo que te preocupaba- Dijo mi nuevo confidente haciendo parecer mi problema insignificante.

-No crees que es extraño que me sienta así, que este sintiendo esto- Le pregunte avergonzado- No te hace sentir asqueado, que ame a mi mejor amigo que ahora es novio de mi hermana.- Continúe diciéndole con un nudo en la garganta esperando ser juzgado de la peor manera.

Pero este lejos de hacerlo solo negó con la cabeza a mi pregunta respondiendo esta de un modo que me sorprendió- Sabes al principio pensé lo mismo pero con el tiempo me di cuenta que sería más feliz si aceptaba lo que sentía y confesaba esos sentimientos que me estaban volviendo loco, así fuera rechazado la primera vez.- Este sonrió viendo como un chico castaño entraba a la sala.

-Pi, donde estabas te habia estado buscando- Dijo el recién llegado, Kamenashi Kazuya un castaño de complexión delgada conocido por su forma sutil y elegante de bailar.

-Lo siento cariño me olvide de la hora mientras conversaba con el  profesor Masuda- Este me guiño el ojo coquetamente mientras el recién llegado me lanzaba miradas fulminantes, y yo que pensaba que Nishikido era temible, este tipo era un Dragón que parecía estar a punto de escupirme fuego.

-¡Ah!, y si tan agradable era tu conversación por qué no te vas a comer con el- Sugirió el castaño haciendo muecas de disgusto.

-Oh! Vamos amor no me digas que estas celoso- Dijo mi consejero tratando de tomarlo de la mano.

-Ja, debería estarlo- Ahora el castaño sonaba en verdad molesto.

-Ya no te enojes estaba bromeando vayamos a comer juntos- No sé si era mi impresión o este le estaba pidiendo perdón al castaño con los ojos, ¡Eso era posible! Que una pareja se comunicara de ese modo, porque si algo me habia quedado claro en ese lapso de tiempo era que esos dos era pareja y no precisamente de baile, y por si no me habia quedado claro Yamashita salió del lugar tomando de la cintura al castaño que aun así no lo miraba con buena cara.

¿Acaso estos sentimientos podían ser sencillos?

¡Habia alguien que me comprendía! Alguien que habia dejado de ser un cobarde y habia decidido ser feliz, alguien que por supuesto no era yo… Esa tarde me marche a casa sin terminar mis clases solo quería estar solo…Ahora me arrepentía de aquella primera vez…en que te vi dejándote entrar a mi vida quizás…Nunca debí acostumbrarme a tu sonrisa...

En cuanto llegue a casa me tire en el sofá y encendí el televisor, con la esperanza de sacar ese sentimiento que se estaba intensificando conforme pasaban las horas, jamás debí haberlo dicho, jamás debí haberlo aceptado…

Es increíble lo que uno puede encontrar en el televisor mientras cambias de canal al azar...

“La mejor forma de amar a alguien es permanecer a su lado como su mejor amigo…”

¿Sera esa sea la mejor forma de amarlo?

Eso pensé cuando un ruido proveniente de la habitación me hizo poner helado… ¡Por favor Dios! No en este momento, ¡Por favor! Que no sea lo que pienso… o no podre ocultar más este sentimiento…

Me aproxime sin hacer ruido al lugar de donde provenía el sonido, que se intensificaba conforme avanzaba el palpitar de mi corazón pulso cada parte de mi cuerpo haciéndome temblar…Cuando descubrí el significado de aquel sonido ese era un gemido, el gemido de satisfacción de una chica, no tarde mucho en entender aquella situación…esa…esa era mi hermana…

Y sin que pudiera evitarlo gotas de agua salada recorrieron mis mejillas una tras otra nublando por completo mis vista. 

“Todo estaba perdido… estaba condenado amarlo siendo tan solo amigos…estaba condenado a ver como besaba a mi hermana mientras moría de ganas de que fuera a mí a quien besara…”

Acaso existe persona en este mundo capaz de soportar el dolor de ver a la persona que ama en los brazos de alguien más, y aun así sabiendo de ese dolor día a día se desvive por ser notado cuando sabe que haga lo que haga aquel a quien ama jamás le corresponderá porque simplemente no comparten el mismo sentimiento. Si existe una persona así, que haya ocultado su amor y siga luchando sin esperanza, que venga aquí por favor y me diga cómo seguir sonriéndole a la persona que amo sin morir en el intento…

“NO FUE UN MOMENTO DESAFORTUNADO…
SOLO QUIZAS NACI EN EL CUERPO EQUIVOCADO…”

3 comentarios:

  1. O.o Pobre de mi Massu yo sufri con el, ya quiero saber qué más va a pasar. :'(

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  2. Awww
    Tus historias siempre me fascinan :3

    Hoy camino a la escuela me leí tu fic *Desde el cel*

    Acabo de llegar a casa cometnarlo aquí *-*

    Massu Kaocho mío!! ;wwww; dios como sufrí con eso... *Le tengo envidia Yuna DD:*

    Espero la conti~~~

    Gambatte

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  3. QUE PASO POR FAVOR QUIERO SABER
    MI POBRE MASSU SUFRE
    AAAAAAAAAAAAA CONTINUA POR FA LO PROMETISTE QUE ESE NO IBA A SER EL FINAL

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