martes, 29 de enero de 2013

Quédate Conmigo


Quédate Conmigo


~Siguiendo tus pasos~
Y
“Las pequeñas gotas que cayeron del cielo”





Cursaba el segundo año, en la escuela superior, cuando un alumno fue trasferido a una de mis clases a mitad del año…


Estaba por comenzar la clase y el profesor de lengua extranjera aun no se hacía presente, así que todos andaban de aquí para allá corriendo como estudiantes de primaria, aunque estuviéramos en el instituto medio aun parecimos unos niños podía incluirme en eso, no era novedad que mi grupo de amigos y yo, nos la pasáramos haciéndole travesuras a todo el mundo con tal de matar el tiempo. Pero ahora no podía opinar del mismo modo mi beca se estaba viendo afectada por una baja en mis calificaciones, precisamente en esta clase, así que había tenido que reducir mi carácter hiperactivo un 80%, ahora solo me dedicaba a mirar como todos arrojaban papelitos, o ver como algunos de mis compañeros cortejaban a nuestras compañeras.


Cuando al fin el profesor se había abierto paso por el escándalo un avión de papel lo golpeo en la cabeza, haciéndolo poner una mala cara que a todos hizo guardar silencio,  no porque este fuese una persona imponente, si no porque detrás de este venia un chico que nadie había visto antes, pero el carraspeo de garganta del profesor, nos hizo levantar a todos del asiento, haciendo una pequeña reverencia, olvidándonos por completo del nuevo. Saludamos al profesor, mientras se reincorporaba acomodando su corbata azul de los martes, saludando como si fuese una especie de ser superior, nos pidió tomar asiento. 
No hacíamos eso todo el tiempo, solo para esa clase por petición del mismo profesor, el cual todos considerábamos tenía un serio problema de autoestima, a todos nos desagradaba hacer ese saludo, pero era algo que no podíamos negar, cuando había puntos extraña de por medio, sobre nuestras notas finales.


Ahora las miradas de toda la clase se enfocaban en una sola cosa, la persona que había entrado detrás del profesor, era un chico delgado, no muy alto, de cabellos castaños, nada especial diría yo.


El profesor mientras tanto intentaba hacer que el nuevo se presentara, pero lejos de la reacción que todos esperaban, el chico no hizo nada, no articulo palabra alguna, hasta que el profesor resignado por su extraño comportamiento y seguido de la mirada atónita de todos. "Al parecer todos ahí habíamos notado lo mismo". Ese chico daba miedo, se le veía pálido y ojeroso, además era demasiado delgado, ¿Como era eso posible? No, eso no podía ser un chico de nuestra edad no podía lucir un rostro tan demacrado.


Los susurros por el salón no se hicieron esperar, mientras todos observaban como el nuevo buscaba un lugar donde sentarse, y ahí al fondo donde todos se imaginaban que terminaría, el chico se detuvo.


Mi nombre es Tego…shi… Tegoshi Yuya anuncio en voz alta y cortada, haciendo que aquellos que habían apartado su vista, voltearan a verlo de nuevo, todos esperaron por algo mas, pero el solo tomo asiento y sumergió su cabeza en un libro.


Después de un momento en silencio, la clase entera comenzó a reír, diciendo cosas como este tipo es raro, y tenían razón era bastante peculiar.


Nuestra clase continuo de un modo normal, ya todos habían olvidado la rara presencia del rincón, hasta que lo inevitable paso, un cruce de miradas entre el nuevo y el líder del grupo había sido suficiente para que este quedara fichado por todos.


Después de eso comenzó lo que yo considero un verdadero martirio para Tegoshi, los chicos de nuestra clase comenzaron a molestarlo constantemente, no puedo excluirme por completo, porque yo mejor que nadie se quién soy y puedo llegar a ser de lo peor, yo también le he molestado no he hecho las mismas bromas que los otros, pero aun así lo hice, tengo que cuidarme de lo que los demás piensen de mi, actualmente estamos en una sociedad que se basa en apariencias, y ahora que he dejado de ser el líder del grupo debo cuidarme más, después de ser sentenciado por mi padre no me ha quedado más que disminuir mi comportamiento si algún día planeo graduarme, así que con todo ese tiempo, que ya no tengo, solía adueñarme de todo, y ahora solo trato de permanecer al nivel medio sin excederme, no quiero que todos vean lo mucho que he tenido que cambiar, y una víctima fácil para demostrar aun mi superioridad, ha sido ese niño nuevo que permite que todo sea pan comido.


Pero el tiempo seguía transcurriendo, y que el tipo no enloqueciera o huyera de la clase dejo de ser entretenido, así que de apoco todos comenzaron a olvidarle, pero yo no.  Trate de mantenerme alejado desde entonces, pero ahora parecía estar destinado a verlo donde quiera que iba, era como una extraña fuerza que siempre me guiaba al lugar donde él estaba.

Viendo como nuestras miradas se cruzaban solo por un instante, podía notar en su rostro un aura desgastada que siempre me hacía sentir decaído, en cuanto sus ojos y los míos se encontraban. Siempre que eso ocurría, por mi mente pasaban un montón de preguntas que nunca tendrían respuesta, o eso creí.


Una de esas tardes regresaba del instituto, sorprendido vi una silueta algo familiar bajar del autobús, cuando mire hacia la ventana esta desapareció en un lugar desolado, sonreí al pensar que me estaba afectando, el ver tanto a ese niño.


La escuela transcurrió del mismo modo para todos, pero no para mí, mientras más pasaban los días, mas sentía la necesidad de acercarme a esa persona, era como estar siendo arrastrado por su rostro decaído y demacrado, era una necesidad de confortarlo, pero eso solo me hacía pensar que me estaba volviendo loco.


Nuevamente en el autobús de regreso, pensaba en esas cosas tan raras, cuando esa silueta apareció, en esta ocasión había logrado ver más claramente y no tenía dudas era él, ¿Pero porque había bajado en aquel lugar? No faltaba mucho para que oscureciera, y esa necesidad de ir tras volvía,  tuve que contener mi cuerpo que estaba dispuesto a ir a investigar.


Esa noche llegue a casa sin apetito, al parecer a todos se les hizo extraño, pero eso era algo que ni yo mismo entendía, me tire sobre la cama y no pude evitar pensar en aquello ¿Que era mejor hacer? Pensando en eso, esa noche no pude dormir.


Durante una semana entera tome el mismo autobús a la misma hora, y así fue como a diario veía como la silueta de Tegoshi se desvanecía en medio de la nada y así mismo diariamente peleaba con mi cuerpo, el cual quería seguirlo a como diera lugar.


Una de esas tardes, no pude contenerme más y fui tras él, Tegoshi quien avanzaba unos pasos delante de mí, parecía absorto en su propio mundo.

Camine despacio y a una distancia considerable, para no hacer tan obvio que lo seguía, aun que tal vez no era necesario, el no parecía notar mi presencia, el caminar por un lugar desconocido lleno de ramas y arboles comenzaba a ser cansado ¿A dónde se dirigía? ¿Y por qué? Cuando estaba a punto de darme por vencido vi algo que me inmuto, por un momento pensé en volver mas sin embargo seguí avanzando.

Era un lugar al que no iba desde hace años, y no tenía planeado visitarlo en mucho tiempo, hasta el día de hoy, que seguido por ese impulso había terminado ahí, no era nada agradable sentir el frió y silencio de aquel solitario lugar.


¿Cómo es que habíamos terminado ahí? Esa y muchas preguntas mas, pasaron por mi mente, pero no tenía tiempo de detenerme analizar lo que tal vez era lógico o no, el estaba caminando demasiado rápido y eso era lo único que me preocupaba.


Rodeamos la enorme pared que dividían la vida y la muerte. Pensé que Tegoshi no se atrevería a entrar, pero me equivoque, una pequeña ranura tras los arbusto le permitió introducirse, ahora mi problema era en si entrar o ¿no?. Debería seguirlo o detener en ese mismo momento mi obsesión, pero al final, la curiosidad de que él estuviera a diario ahí fue más intensa, y termine por seguirlo dentro, visitar un cementerio cada noche no era normal, y yo quería saber más, de aquel quien hacia esas visitas.

Después de indagar un buen rato tomando el valor necesario para poder entrar al cementerio. "Lo que no seria nada fácil" Ya que una de las cosas que más odiaba era el tema de la muerte, sin embargo ahora estaba ahí, en el lugar donde la vida terminaba, ¿Podría ser eso mas incomodo? Pero él hacía que cada vez fuera más ambicioso, y no importara nada más que seguirlo. Cuando me decidí por fin a entrar, seguí sigilosamente sus pasos por temor a encontrarlo de frente, el camino parecía libre, me levante con tranquilidad, para poder observar con claridad su silueta en alguno de los rincones, pero no logre verlo y no podía salir así como así, para hacer más que obvio que lo había seguido. Intente encontrarlo pero temí que lo hubiera perdido, por un momento llegue a pensar que no lo encontraría. Aquel lugar era lo bastante grande para perderse, fue entonces cuando un largo camino de espinas y plantas secas muy descuidadas llamaron mi atención. Ahora el problema era saber si debía encaminarme hacia el final de ese pasillo o continuar buscando por otro lado, me llegue a preguntar como un tonto si debía hacerlo, o simplemente olvidarme del asunto, pero esa parte mía que desconocía me decía que debía continuar, que él estaría ahí y movido por ese mismo impulso continúe ese camino. El silencio era perturbador. El grito desgarrador de alguien me hizo erizar la piel haciéndome detener el paso, extraño pero cierto avance con pasos aun más rápidos, hasta llegar a una reja vieja que se encontraba abierta, ahora estaba seguro, Tegoshi se encontraba ahí, esta vez mis pasos fueron lentos pero seguros no me convenía que este notara mi presencia.

Que a mi paso solo hubiera lapitas viejas y descuidadas, me dejaban un sensación amarga y triste que no soportaba.

Una larga escalera que parecía llevar aquel que descendiera al mismo infierno, me mostró un sitio sumamente aterrador. El lugar de donde el grito provenía. Al final entre mas hiervas secas, se encontraba el, parado frente a una de esas viejas lapidas. Tegoshi estaba ahí mirándola fijamente, inmóvil, como una piedra. Me refugie tras algunos arbustos para ver lo que ocurría, ya había llegado hasta ahí no podía irme así nada más. "A veces me pregunto si estuvo bien seguirlo esa vez."


Lo que vi después, no fue algo que pudiera olvidar con facilidad. Tegoshi se tiro sobre la lapida y abrazándose al suelo, descubrí el motivo de los gritos, era él, estaba llorando de un modo tan doloroso, que sin razón alguna, por primera vez sentí la necesidad de llorar.


Pequeñas gotas de agua fría cayeron del cielo convirtiéndose luego de unos minutos en miles de gotas que empaparon nuestros cuerpos, pensé que Tegoshi se intentaría refugiar y había decidido alejarme para no ser visto, pero él no se movió, siguió llorando, inmóvil sobre el suelo.


El agua y el frió se intensificaron, impidiéndome mirar con claridad, mientras permanecía del mismo modo que el, inmóvil sin saber qué hacer. Ahora por primera vez lo entendía, el porqué su rostro lucia así, el estaba sufriendo, la imagen que proyectaba no era por gusto, Tegoshi llevaba un peso muy grande sobre él, y si eso continuaba así sin duda lo iba a terminar matando, ¿Acaso era eso lo que él quería? ¿La muerte? Pero, es tan joven, debe ser uno o dos años menor que yo, como es que alguien como él parece sufrir tanto…


Algo en el frió de esa noche me hizo cambiar, esperaría todo el tiempo que fuera necesario, pero lo haría despertar, quería liberarlo de esa pesadilla que probablemente vivía a diario. “Aunque no sabía cómo.”


Una luz me cegó, y de inmediato me escondí tras los arbusto, un hombre mayor llego e ilumino el lugar donde Tegoshi se encontraba, escuche como lo llamaba diciendo “¡Yuya!” esa persona lo estaba buscando, esa persona sin duda lo conocía.


Cuando el cuerpo mojado de Tegoshi fue sujetado, decidí que era hora de  marcharme, el ya tenía quien lo ayudara, no tenia porque preocuparme, pero no contaba con lo que paso después…


-¡Suéltame!- Le grito Tegoshi al hombre mayor.


-¡Yuya! ¡Tranquilo!- El hombre Intento consolarlo, pero Tegoshi seguía en posición defensiva, intentando liberar el brazo que el mayor sujetaba.


-¡No!... ¡No!... ¡No!, no iré a ningún lado- Tegoshi continuo gritando.


-¡Yuya!- Aquel hombre desconocido lo jalo una vez más. 


Pero Tegoshi no iba a permitir que eso continuara, golpeo al hombre entre las piernas, para después echarse a correr.


-¡No me toques!- Grito nuevamente mientras corría, el hombre quien seguía adolorido, grito nuevamente ¡Yuya!...


Yo, continúe viendo lo ocurrido sin saber a dónde ir o que debía hacer.


Por observar al desconocido me olvide de Tegoshi y ahora no sabía donde había ido.


Entonces me dispuse a caminar de vuelta a casa.


Pensaba que la avenida se encontraría desolada. Cuando ahí donde bajamos antes, mojado y sucio estaba él.


Temblando y con la mirada baja, Tegoshi no pareció percatarse de mi presencia. Entonces y en silencio me senté a cierta distancia de él...

Mi cuerpo al igual que el suyo temblaba y estando ahí no estaba seguro de poder volver a casa, la noche había reinado y el tiempo había corrido de un modo fugaz. Ahora lo que había visto era parte de unos recuerdos que no podría borrar.

Decidí esperar del mismo modo que él. Mientras la tormenta continuaba su curso. No sé cuánto tiempo pasamos en silencio, el ignorando mi mundo y yo intentando entender el suyo.


Cuando el frió y la tormenta comenzaron a incrementarse, pensé que ya era tiempo de irme.


-¡Hisa!- Mi madre respondió al primer tono haciéndome reaccionar, parecía preocupada.

-Ma…má- Le dije castañendo un poco los dientes.


Tegoshi quien se encontraba del otro lado por primera vez noto mi presencia, me miro por un par de segundos y después volvió a ignorarme.

¿Tal vez no me recordaba? Aun que eso no debería ser posible, siempre nos topamos en la instituto, además tomamos una clase juntos, pero aun así el no pareció reconocerme, ¿Será que así era en verdad? Siempre era tan retraído era como si viviera en una realidad alterna.

-¿Estás bien?- Me atreví a decirle sin esperar una respuesta.


Y así fue, el no respondió ni siquiera se molesto en mirarme.


Suspire sin saber qué más podía hacer, ¿Qué decirle? ¿Cómo debía tratarlo? ¡No podía dejarlo ahí! Ya era tarde y el estaba solo.


Me mantuve en silencio un poco más.  Pero el frió y la desesperación, me hicieron insistir por última vez.


-¿Estás bien?- Dije de nuevo.


Nuevamente no obtuve respuesta el continuaba inmóvil, mirando hacia un lugar desconocido.


-¿Quieres que te lleve a casa?... Mis padres vendrán pronto.- Le mire por un momento mientras esperaba y no, notara el temblante de mi voz.


Gire mi cabeza hacia otro lado cuando me di cuenta que no había conseguido nada.


Suspire dejando escapar el vapor de mi boca y agite mis manos intentando calentarme. Lo siguiente que vi fue un par de ojos miel cansados sobre mí, o eso pensé. Comenzaba a tener cierta incomodidad cuando me percate de que esa mirada no iba dirigida hacia mí. Me había equivocado.


Poco después un auto se detuvo frente a nosotros y Tegoshi abordo el vehículo. Con asombro reconocí a la persona tras el volante. El hombre del cementerio.

Fue así como termine solo, mojado y lleno de dudas.

En realidad no entendía nada, pero sabía que debía alejarme. El despedía un aura extraña que parecía estarme atrayendo con más y más fuerza.


No paso mucho tiempo para que mis padres llegaran por mí, de camino a casa escuchaba a lo lejos como si fuera un susurro, la voz molesta de mi padre diciendo cosas como ¿En que estabas pensando? Mientras las voz armoniosa de mi madre con un tono serio y preocupado me decía ¿Estás bien?... Pero nada de eso me importaba ahora, yo solo quería correr… o quizás solo ir tras él y conocer la razón de esa mirada.


Esa noche al volver a casa no pude dormir, las imágenes de esa tarde me seguían al cerrar los ojos. Era como una película que se repetía una y otra vez en mi mente. En ese momento me di cuenta de la necesidad inmensa que tenia de ayudarlo.



                                                                                         



Los días siguientes mantuve mi distancia. Pero si se podía decir de algún modo me había vuelto algo así como su acosador personal. A donde quiera que iba, cada movimiento, lo tenía grabado en mi mente, desde que iniciaba el día, hasta que daba por terminado en el mismo lugar. El cementerio.


En mi mente podían reproducirse las fracciones de esos momentos que me gustaría desaparecer, pero contrario a ello permanecían intactos y al cerrar los ojos sus recuerdos parecían renacer, recordaba a la perfección, todo.


El modo en que cambiaba su rostro, o la forma en caían sus lágrimas. El sonido de gritos desesperados y desgarradores. Un llanto lleno de dolor, o el peor de todos, el silencio. El más lastimero. Aquel que podía causar más dolor, ese momento en que no mostraba ninguna acción más que su propio llanto siempre me hacía sentir impotente, era como verlo morir por dentro y no hacer absolutamente nada más que mirarlo. Nunca antes había experimentado esa clase de dolor, pero el verlo así, tan derrotado siempre me hacía sentir un nudo en la garganta, un nudo que reprimía una ganas inmensas de llorar.


-¿Podrías dejar de seguirme?- Su voz en alto me hizo sentir avergonzado, me había descubierto, con la cabeza baja me levante sin decir nada.

Tegoshi quien había continuado su camino se detuvo un momento y me miro, su mirada fija me había dejado petrificado, ya lo había notado antes, el era como una especie de ángel que había perdido sus alas…Bueno era eso o ya había comenzado alucinar con él. Había pasado tiempo desde aquella primera vez que lo vi, y desde entonces no se iba de mi mente su imagen. Una imagen hermosa que en ocasiones me daba miedo, era como… ¡Qué tonterías estoy pensando! Eso era ¡imposible! Agite mi cabeza un par de veces intentando sacar de ella esos pensamientos confusos y sin quedarme más tiempo atrás corrí tras ese chico de imagen angelical. Tegoshi.


-¿Por qué me has estado siguiendo?- Su voz molesta me hizo para unos cuantos pasos atrás.


-¿Yo?- En realidad no sabia que debía responder, cuando comencé a seguirlo nunca pensé en que pasaría si me descubría.

-¿Acaso no me has escuchado? Te he preguntado algo.- Continuo diciéndome.


-Bueno a decir verdad. No lo sé-


-Así que entonces, te dedicas a seguir a las personas solo porque si- Se molesto.


-No es así… Es solo que...- No, definitivamente no sabía cómo explicar algo que ni yo entendía.


-Solo mantente alejado de mi- Tegoshi toco su cabeza, como si esta le estuviera molestando, y dándome la espalda continuo su camino.


Suspire un poco aliviado, Hacia más de un mes que había comenzado a seguirlo pero aun así eran raras las ocasiones en que su mirada y la mía habían llegado encontrarse, yo solo caminaba tras él del mismo modo que ahora, como una sombra.


Mis pensamientos se hubieran visto encaminados en esa dirección, si no hubiera sido por esa corriente de aire frió que me hizo estremecer. El otoño se estaba manifestando, y una tormenta como la de aquella noche llego a cambiarlo todo.


La lluvia no lograba inmutarme, y al parecer a él tampoco, nos alojamos en el mismo lugar que aquella vez, solo que en esta ocasión no éramos desconocidos, y eso era aun mas incomodo.


Pensé en que debía hacer, pero solo hice lo mismo que antes, llame a mis padres los cuales no parecían sorprendidos en absoluto.

Durante mi llamada trate de ser discreto, pero en cuanto colgué, sentí aquella mirada sobre mí. La mirada de Tegoshi sobre mi espalda.


Me gire un poco, tratando de evitar mirarlo y sintiéndome estúpido decidí sentarme.


-¿No piensas decirme nada esta vez?- La voz de Tegoshi me hizo dar un ligero salto, haciéndome tirar el móvil.


Este se inclino, levanto el aparato y mirándolo fijamente volvió hacerme la misma pregunta.


-¿No piensas decirme nada esta vez…-


Pero yo no lograba comprenderlo.


-Yo…- Estuve a punto de aventurarme a pregunta cuando el prosiguió.


-¿Me llevarías contigo?- Susurro.


Ahora lo entendía, el me estaba pidiendo ayuda, de alguna manera eso me sorprendía.


-¿Acaso el no vendrá?- Pregunte por lo que había pasado en aquella ocasión.


-No lo hará... Decidí que era mejor, ser seguido por alguien como tú, así que, él no vendrá.- Su mirada, que antes había estado en el móvil, cambio, hacia la oscuridad de la noche.

Era extraño escuchar su voz, y mas saber que a quien se dirigiera era a mi. Entonces, él lo sabía desde hace tiempo, que lo había estado siguiendo.

-Esto es mejor que ser seguido por el, en cuanto se lo dije no le quedo más remedio que dejar de cuidarme. Tu no me hablas, solo te dedicas a observarme en silencio, eso me abrió la puerta a un lugar distinto, un lugar de paz la cual ya no tenía. Pero es mejor que te alejes solo llévame a casa y no vuelvas a seguirme.-


-¿Por qué haces esto? No logro entenderte.-


-¿Y quién te ha pedido que lo entiendas? En ningún momento he pedido que me sigas.- En cuanto nuestras miradas se encontraron Tegoshi bajo se giro para abrazar su cuerpo mojado.


Estaba por acercarme a él, cuando una luz, me detuvo, y la voz de mi madre, me llamo. Sin pensarlo dos veces, tome la mano de Tegoshi,  haciéndolo subir al auto.


-¡Vaya! Creo que has encontrado un amigo- Menciono mi madre, al ver al chico, de mi lado izquierdo, con la cabeza baja, y los cabellos goteantes.


-¡Ah! Si, el es…- En realidad no sabía, como presentarlo.


-Soy Tegoshi Yuya, compañero de "Massu", tomamos juntos la clase de Inglés.- Tegoshi, se dirigió a mi madre, de un modo cálido y amable. Ese comportamiento jamás me lo hubiera imaginado.


Mi expresión sorprendida, no paso, desapercibida para mi madre, la cual, solo sonrió, diciendo en voz baja; -“Massu”-


No pude evitar sonrojarme, al ver, esa expresión picarona en mi madre, y tratando de amenizar esa imagen, saque mis audífonos para colocarlos en mis oídos. Busque esa canción, que siempre calmaba mi mente, y cerrando los ojos me olvide de todo.


-Hisa...Hisa…¡HISA!- Esa era la voz de mi madre.


-¡Eh!... ¿Qué pasa mamá?- Le respondí con pesar, mientras intentaba abrir los ojos, pero cierta calidez, me hizo despertar de golpe, y esa calidez provenía de Tegoshi, quien se encontraba dormido sobre mi hombro.


-Ambos se veían muy cansados, así que tu padre y yo, decidimos no despertarlos.- Respondió mi madre, sin que yo hubiera preguntado aun nada.


Quise moverme pero su rostro lucia tan sereno, tan feliz, tan frágil; Como si el más mínimo sonido fuera a romperlo todo. Como si el dormir desvaneciera ese dolor que parecía estarlo consumiendo.


Y un sentimiento comenzó a palpitar dentro de mí, llenando mi cabeza de dudas, pero de un sentimiento muy cálido…


-¿Hisa?... ¿Estás escuchando?-


-Aa…yo…bueno, lo siento ¿Qué decías?-


-¿Cómo te has distraído tan fácil?... Olvídalo, Solo carga a Tegoshi y entremos, ustedes tienen que tomar un baño y ponerse algo seco, han pasado demasiado tiempo, con esas prendas mojadas.


Mientras caminábamos, mi madre, miro a Tegoshi, de un modo tierno y maternal, como si ella, pudiera ver, algo que yo no.


-Taka- Ese era el tono serio de mi madre.


-Si…- Respondí de inmediato, tratando de entender, la razón de su cambio.


-Cuida bien de él, puedo ver en su rostro, que ha sufrido mucho. Pero parece, que estando a tu lado, pueden desaparecer sus problemas. Takahisa ¡Cuídalo!-


A veces olvidaba, que las madres tienen un no sé qué, que lo saben todo sin siquiera decirles nada. Así que si mi madre, había decidido decirme aquello, era por algo y ahora tenía que cumplir, lo que me estaba haciendo prometer.


¿Pero cómo iba hacer eso? ¿Cómo? Si él, me había pedido que lo deje.

Cargue, el cuerpo de Tegoshi, hasta mi habitación, el cual, era realmente ligero. Lo recosté sobre la cama, mientras yo, tomaba una ducha caliente.


Me sentía mejor, ahora que mi cuerpo, había dejado esas ropas húmedas y frías. Pero… había algo que me estaba inquietando...


Salí del baño, solo con una toalla en la cintura, olvidándome de que Tegoshi estaba ahí, algo que recordé de inmediato cuando un par de ojos miel, me detuvieron.

-¡Tegoshi!- Me quede boquiabierto, por una razón desconocida, me sentía apenado.


-¿Creí que me llevarías a casa?- Susurro, sentándose en la cama, y abrazando su piernas, como un niño pequeño.


-Lo siento, al parecer, nos hemos quedado dormidos- Me disculpe.


-Ya veo… Hacía mucho tiempo que no dormía de este modo- Susurro.


-¿Tienes problemas para dormir?- Me sorprendí. Bueno no debería, las marcas oscuras bajo sus ojos, debían decirme algo. Pero nunca imagine, que tal vez, era más serio de lo que pensaba.


-Entonces debió sentirse bien- Aquello lo dije sin pensar, así que avergonzado por mi comentario solo sonreí, esperando que ignorara mis palabras.


Pero para mi sorpresa, Tegoshi pareció sonrojarse, su pálida piel connoto un ligero rojizo.


-¡Debo irme!- Indico Tegoshi, levantándose de la cama.


Mi cuerpo se movió,  por sí mismo, sin siquiera pensarlo. Para cuando me di cuenta, mis manos, ya sujetaban sus muñecas. 


-¿Qué te pasa?- Tegoshi se quejo, golpeando mi pecho, de un modo ligero, como si esto lo hiciera una chica.


Y había una razón, por la cual, se había comportado así. Una corriente de aire frió entre mis pierna me hizo darme cuenta, que la toalla en mi cintura se había caído, dejando a la vista mis partes más intimas.


-Wua~ ¡Lo siento…!- Me disculpe, mientras intentaba cubrir mi cuerpo nuevamente con la toalla.


-¡No te acerques!- Las manos de Tegoshi, se sentían fuertes.


-Disculpa, en verdad lo siento, será mejor que me vaya, para que puedas tomar una ducha caliente o te resfriaras.- Salí tan apenado de la habitación que me olvide por completo de mi ropa.


-¿Ocurre algo?- Pregunto mi madre, quien llevaba toallas limpias a la habitación.


-Nada, es solo…bueno yo…-


-¡Nada! Pero si estas semi desnudo en el pasillo- Mi madre embozando una sonrisa, me entrego las toallas.


-Vamos ve a entregar le eso a tu amigo-


-Si-


-¡Ah! Por cierto- Me detuve.


-Si-


-Primero ponte algo de ropa-  Sugirió mi madre embozando una de esas sonrisas suyas. Hacia tanto tiempo que no la veía sonreír así, era como si le pareciera divertida aquella que para mí era una embarazosa situación.

Suspire resignado y me dirigí a buscar una pijama de mi padre, no podía continuar así por la casa.


Cuando regresaba a la habitación, me detuve sin saber que hacer: ¿Debía tocar? O entrar así nada mas, de cualquier modo ambos éramos hombres, pero… si era así de fácil porque mi mano aun no giraba la perilla.


-¿Piensas quedarte ahí toda la noche?- Esa era la voz de mi madre, que me observaba, desde la otra habitación.


Tanto para mi madre como para mí era extraño que estuviera parado fuera de mi propia habitación, pero no podía entrar así como así, estando el adentro. Después de mucho pensarlo, me decidí por tocar la puerta un par de veces, pero este no respondió, así que un poco inseguro tuve que entrar.


Me quede quieto unos segundos intentando asimilar, aquello que estaba frente a mí, Tegoshi se encontraba semi desnudo sobre la cama, sus cabellos aun estaban húmedos, había solo una pequeña toalla blanca cubriendo desde su cadera, hasta sus muslos, pero no era lo suficientemente grande, porque podía notar la separación de sus glúteos.

“Por un momento me dio la impresión de estar viendo un ángel…”


Un sentimiento desconocido, comenzó abarcar todo mi cuerpo, era como una sensación latente, que me inmutaba, haciendo vibrar todo dentro de mí. Trague saliva, para encaminarme hacia él, y hacer lo que tenía que hacer. Pero no me atreví, a robarle los únicos momentos en que dormía, no me sentía capaz, así que dejando escapar un suspiro, me senté frente a él, a esperar…


Le mire con detenimiento, escuche su respiración serena y aparte unos cuantos cabellos aun húmedos de su rostro.


¿Qué me estaba pasando? ¿Yo había hecho eso? No, yo no… Bueno, es que el… Aparte mi mano de sus cabellos de modo algo brusco, intentando salir de la habitación en silencio, pero demasiado tarde, el había despertado.


En cuanto me vio, intento cubrir su cuerpo, aun que no era necesario, yo mismo había aparatado la vista, de él, era como si en lugar de estar con un chico estuviera con una chica, era una sensación rara e inquietante.


-Yo no…- ¿Que podía decirle?, No era como si en verdad debiera disculparme, ¿Los dos éramos hombres? Suspire sin saber, como manejar la situación.


-Mi ropa estaba mojada...- Me gire después de escuchar su armoniosa voz decir aquello, y así fue como mi corazón se agito de nuevo, al verlo sobre la cama con esa pequeña toalla solo cubriendo la parte frontal de su cuerpo.


Mis mejillas, mis odios, todo dentro de mí se sentía hirviente, su cuerpo era como un imán absorbente que me obligaba a verlo. Pero un ligero rojo en sus rostro pálido me hizo sentir apenado.


-Perdona, no suelo ser así de descortés- Controlando mis emociones, le brinde las toallas que mi madre le había enviado, ya un poco más libre me dirigí al closet en busca de algo de ropa para él.


-Tu madre es muy amable- En cuanto lo escuche hablar me gire, solo para ver la forma tan cariñosa con la que miraba las toallas que mi madre le había enviado.


Entonces pensé que eso era raro, pero al verlo de nuevo y sonriendo de ese modo, dejo de importar si era raro o no.


Salí de la habitación, para que este pudiera cambiarse, y mi corazón, seguía resonando con tanta fuerza que agitaba mi respiración, mientras las imágenes de su cuerpo aparecían en mi mente una y otra vez. Asustándome un poco.


¡Tenía que controlarme!... me regañe, mientras daba vueltas en el pasillo, pero eso no estaba ayudándome, así que un poco molesto conmigo baje a la cocina por un poco de agua.


Unos cuantos minutos más tarde, volví tocando la puerta de la habitación, al no recibir respuesta, entre en silencio, encontrándome a Tegoshi con una de mi pijamas, mirándose en el espejo. Su cuerpo era mucho más delgado que el mío, era lógico que mi ropa le quedara muy holgada, pero el pijama que traía puesto, era uno que nunca fue de mi talla pero se ajustaba bien a él, era algo vergonzoso pues tenía unos cerditos por todo el pantalón, y en el centro de la playera tenia uno grande, ese pijama tenia cierto valor sentimental por eso jamás me deshice de él,  y parecía ser la talla perfecta de Tegoshi, en el lucia muy bien.

-¡Oh!- Tegoshi se sorprendió de verme.


-¿Te gusta?- Le dije, mientras me acercaba un poco.


Tegoshi, solo se miro nuevamente al espejo.


-Es linda- Respondió en voz baja.

-Mi abuela me la obsequio la navidad de hace dos años, creo que no estaba muy consciente de lo que había crecido en los últimos años.- Le dije un poco apenado tratando de no parecer un tonto.

Pero lejos de esperar una reacción burlona de su parte, Tegoshi solo movió la cabeza mirando al cerdito de su playera. En verdad parecía gustarle.


-Ese muy calientito- Le dije mientras me sentaba en la cama.


-Mmm…- Tegoshi bajo la mirada.


-¡Hisa!- Entro mi madre sin previo aviso.


En cuanto mi madre entro en la habitación, Tegoshi cambio su mirada a una más dulce y tierna. Un cambio que solo me confundía.

-¿Tegoshi verdad?- Mi madre se dirigió a el, quien a su vez la miraba encantado y del mismo modo con un ligero movimiento de cabeza y una sonrisa desconocida afirmo aquella pregunta. -Ya es muy tarde para que vuelvas a casa, además afuera hace frió.-

-Pero...- Tegoshi pareció comprenderla.

-No te preocupes, eres bien recibido en nuestra casa, Hisa puede compartir la recamara contigo, ¿Verdad Hisa?- La forma de hablar de mi madre solo me hacía pensar que lo tenía todo planeado, y sin duda no podía negarme si eso era lo que ella quería.


-Si- A sentí como ella esperaba.


-Ya vez. Además me alegra mucho que estés aquí, Massu necesita amigos- ¿Se estaba burlando de mi? 

-¡Mamá!-  No podía estar más avergonzado, cuando ella me sale con eso, en verdad parecía divertirse con eso.


-Lo vez, el está feliz de tenerte aquí, así que no te preocupes y ponte cómodo- 


En cuanto mi madre termino de hablar Tegoshi, sin decir más  acepto quedarse.


Mi madre insistió en que debería hablar con los padres de Tegoshi para que no tuviera problemas, pero él no pareció muy seguro de eso, al principio intento convencer a mi madre con que el mismo podía hacerlo, pero eso no funcionaria, no con ella y por ultimo resignado entrego el numero para que ella se hiciera cargo.


Mi madre tenía razón, nunca antes había tenido ningún amigo de visita, era lógico que pensara que no tenía ninguno, y así era, realmente no tenía a nadie a quien en realidad considerara mi amigo.

Al no contar con visitas frecuentes, ni nada por el estilo, no contaba con un futón para ofrecerle o usar yo en todo caso, no quedaba otra elección que el dormir juntos.


En cuanto la luz se apago, mis ojos permanecieron abiertos, ¿Como podría dormir estando el ahí? Pero no paso mucho tiempo, para que pudiera escuchar, la respiración de Tegoshi, el estaba dormido. Sonreí al pensar que parecía disfrutar de estar ahí y con ese pensamiento cerré los ojos.

                                                                                                        

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Había pasado una semana desde entonces y yo continuaba siguiendo a Tegoshi, sin su consentimiento; solo que en esta ocasión, lo seguía por un motivo distinto…


-Taka- Me despertó mi madre aquella mañana.


-¡¡¡Arggg!!!...¿Qué pasa mamá?- Me disguste.


-No lo sé, son las ocho de la mañana ¿Eso te dice algo?-


-Aaaaaaa~ Podridas habérmelo dicho antes- Me levante corriendo buscando algo que ponerme, esa mañana tendría examen y no podía llegar tarde.


-Lo intente y lo primero que hiciste fue gruñir-


-Lo siento, mamá me he desvelado estudiando que no he dormido bien-


-Ya, ya no te disculpes y date prisa que llegaras tarde-


-Sí, lo sé, pero tal vez esto sería más rápido si sales de la habitación para que pueda cambiarme- No iba hacerlo estando ella dentro.


-Hisa, pero si soy tu madre-


-Mamaaa-


-Está bien, está bien me voy,  pero antes quiero preguntarte algo- Mi madre se había puesto un poco seria algo que me preocupo.

-¿Qué pasa?-


-Hijo,¿ Tegoshi es tu amigo?- Me interrogo, de un modo misterioso.


No supe que responderle, no es que en verdad fuéramos amigos, ni siquiera nos hablábamos.


-Ya sé que te lo he pedido antes, pero cuida de el y traerlo uno de estos días a cenar.-


Y con eso solo me quedaba en claro que mi madre entendía todo, todo menos el hecho de que Tegoshi no me dirigía la palabra, ¿Cómo se suponía que lo llevaría a cenar?

-Mamá entiendo tu preocupación, pero como…-


Pero ella me interrumpió – No te preocupes por eso, solo dile que te lo he pedido yo, no creo que me rechace- Mi madre sonrió abriendo la puerta dispuesta a salir.


-Pero mamá…-


-Pero nada, yo sé lo que te digo, y date prisa que se hará más tarde- Y no pude negarme.


Fue así como había terminado buscando a Tegoshi por toda la escuela, por lo regular era fácil encontrarlo, a veces ni siquiera era necesario buscarlo, pero ese día en particular me estaba costando.

Anduve de aquí haya pero al final tuve que resignarme y esperar a que llegara nuestra clase juntos.


Lo había estado buscando por tanto tiempo, que el terminar sudado y estresado era particularmente molesto, nunca antes me habia costado tanto encontrarlo.

Cansado me dirigí a los baños para poder limpiar mi rostro, no quería imaginar el ir a mi siguiente clase así; sudoroso y con las mejillas rojas. El agua fresca bajaba el calor de mis mejillas, cuando un ligero sollozo me hizo detener el agua, ¿Seria mi imaginación? Continúe mojándome, cuando uno de los cubículos tras de mí se abrió, entonces no había sido mi imaginación, mire por el espejo para ver de quien se trataba, y me sorprendí al ver que quien sollozaba era Tegoshi, tenía los ojos enrojecidos, pero en cuanto me vio bajo la mirada.

-¿Estás bien?- Le pregunte girándome hacia él.


-¿Acaso nunca dejas de seguirme?- Se quejo.


-Crees que no tengo nada mejor que hacer que seguirte- Obviamente no si estaba ahí, pero encontrarlo era una casualidad.


-Pues no lo parece si estás aquí. Solo déjame en paz-  Se lavo las manos arrojando el papel dispuesto a salir, pero no se lo permití, me interpuse en la puerta prohibiéndole el paso.


-¿Qué pasa ahora?- Se quejo nuevamente pero esta vez dejo escapar un ligero suspiro, el cual me hizo bajar los brazos.


-Solo escúchame un momento, tengo un mensaje para ti, no te he buscado por gusto, es solo que ella es así de insistente, mi madre me ha pedido que te lleve a cenar, ya le he dicho que no aceptaras pero ella insiste en que te lo pida, yo he cumplido con decírtelo…- No estaba seguro de que debía hacer después de decir eso o más bien no sabía qué era lo que debía esperar.


-Está bien- Respondió bajando la mirada.


-¿Qué?- No podía creerlo.


-Está bien, iré contigo- Esta vez su respuesta fue un susurro, parecía apenado.


No sabía el porqué, pero que Tegoshi aceptara me había sorprendido y alegrado al mismo tiempo.

-Vaya, bueno…entonces ¿Te veré más tarde?- Le dije con una sonrisa saliendo de ahí antes que él, en verdad me había puesto muy feliz y no entendía por qué.

Esa tarde no le seguiría, la temporada de juegos estaba cerca y yo no me había estado presentando a los entrenamientos, ahora aun que quisiera hacerlo, no podía faltar, pero sería mejor que dejara alguna de las dos cosas, o no podría concentrarme en los juegos.

-¡¡¡Masuda!!! ¡¿Qué te pasa?! ¡¡¡Pon atención!!!- Me regaño el entrenador con justa razón, no estaba prestando atención y de ese modo no rendía lo suficiente


Pero estaba preocupado, se suponía que esa tarde pasaría por Tegoshi, después del entrenamiento para llevarlo a casa, pero aun no recibía ninguna llamada o mensaje suyo.

Antes había olvidado el entrenamiento, pero en cuanto lo recordé corrí en busca de Tegoshi de nuevo, pero entonces recordé que no sería bueno que me vieran hablando con él, mucho menos intercambiado teléfonos, por lo tanto disimuladamente deje una nota con mi teléfono es su pupitre esperando que lo encontrara y me llamara, pero eso aun no sucedía, -Tal vez no venga- Pensé en voz alta.

-¿Qué te pasa Masuda? ¿Esperas a alguien?- Me pregunto Yamashita Sempai capitan del equipo.


-No, no es nada- Trate de disimular volviendo al juego. 


Habia oscurecido y el entrenamiento estaba por terminar, cuando una persona, apareció tras una de las puertas principales.


-Woo~ ¿Quien es la chica?- Todos comenzaron alardear molestando al entrenador, al parecer era su novia.


-¡¡¡Ya cállense!!!- Grito el entrenador- A las duchas que mañana hay mucho que hacer.- Continuo gritando.


Tenía tanto tiempo de no entrenar que mi condición se estaba perdiendo. Esa tarde termine hecho polvo. Haciendo caso al entrenador nos dirigimos a las duchas. Yo solo esperaba que el dolor se fuera.


Treinta minutos más tarde y siendo el último en salir, mire de nuevo mi móvil pero no había nada nuevo, camine con dificultad al auto, cuando una silueta algo familiar llamo mi atención, ¿Tegoshi? Apresure el paso, quería asegurarme de que era él.

-Hola...- Me saludo en voz muy baja, en cuanto me vio.


-Creí que no vendrías- Estaba emocionado no esperaba verlo.


-Hice una promesa- Se molesto.


-Lo sé, pero pude ir por ti, no era necesario que vinieras- Respondí, aun que esa no era la única razón.


-¿Por qué? No quieres que nos vean juntos, es eso- Se quejo.


-No…bueno- El lo sabia no podía negarlo.


-Por favor he visto como tus amigos  y tú me miran, acaso ellos saben de tu pasatiempo o es que a ellos también los seguiste antes.-


-¿Porque estas tan molesto? No lo entiendo, tú fuiste quien dijo que me alejara- Respondi.

-¡Eso es lo que quiero!- Tegoshi subió la voz.


-Eso es lo que hago, no pretenderás que sea tu amigo  o si, porque me daría vergüenza que me vean con alguien como tú, eres un perdedor, no quiero que me asocien con alguien como tú nunca. Si te seguía es porque me dabas lastima, pero ya no mas.- Ahora yo estaba molesto y dije cosas en las cuales no pensé.


-Nadie te lo pidió - Un tono bajo, casi inaudible salió de sus labios.


Vi como sus puños se cerraron y corriendo hacia mí lanzo el primer golpe, el cual alcance a detener, luego zafándose de mi agarre lanzo otro golpe pero lo detuve también, ahora lo tenía sujeto por ambas manos, pero aun no se rendiría, se impulso contra mi esperando que lo soltara pero no lo hice y con ese mismo impulso ambos caímos al suelo.


La siguiente vez que abrí los ojos tenía a Tegoshi sobre mi dispuesto a golpearme la cara, aun en el suelo me defendí, detuve sus dos manos con un poco de fuerza, pero podía sentir como este intentaba liberarse en verdad estaba molesto. Me habia pasado con lo que dije.


-Lo siento…- Le susurre en la misma posición.-Lo siento- Volví a decirlo un poco más fuerte.


La manos de Tegoshi dejaron de intentar liberarse y arriesgándome a ser golpeado lo solté.


Tegoshi no dijo nada, solo se levanto tomo una bocanada de aire y lo dejo ir. Aliviado me levante también y disculpándome otra vez abrí la puerta del auto y lo invite a entrar.


Aun no habíamos abrochado los cinturones y ese silencio incomodo me decía que ese sería un camino largo, lo cual con mi cansancio no necesitaba…


-Porque no me llamaste, ¿Esperaste mucho tiempo?- Dije intentando romper el hielo con un plátano. Que estúpido.


-Quieres pelea…- se quejo- Solo lo suficiente para ver como el entrenador te regañaba, tienes una pésima condición, deberías entrenar mas- Se burlo. Pero no le preste atención a eso si no al hecho de que eso fue a mitad del entrenamiento. Espero tanto…


Me hubiera gustado contradecir su burla pero no podía, el único culpable de mi condición actual era yo, independientemente de que la razón fuera él.


Pero después de mi impertinencia no me quedaba más que permanecer callado.


Cuando salimos del estacionamiento y la iluminación de la ciudad me permitió ver con claridad algo que antes no había notado.

Tegoshi se había arreglado y mucho, llevaba puesta una camisa negra a cuadros con las divisiones blancas, una playera interior blanca y una color rosa muy claro sobre esta, con el corte tan bajo que dejaba al descubierto gran parte de su pecho el cual lucia un colgante negro. También se había hecho algo en el cabello era diferente, ahora incluso usaba un anillo de calavera. Estaba sorprendido.

-¿Qué es lo que estas mirando?- Se quejo Tegoshi mirándome a los ojos.


Algo que en verdad me gustaría no hubiera hecho, encontrarme con su mirada era lo último que esperaba, ese color miel ahora no saldría de mi cabeza y estaría nervioso todo el camino.


 La conversación había acabado tan rápido como llego, a decir verdad ninguno de los dos tenía nada de qué hablar.

En cuanto estacione el auto mi madre salió a recibirnos, bueno en realidad solo a Tegoshi. Y esa mirada en el volvió a ser tierna y dulce como la de aquella vez.


Ahora que me detenía a pensarlo, solo cuando Tegoshi veía a mi madre su rostro se mostraba amable ¿Por qué? No lo entiendo… será…no, eso no podría ser posible, o si, ¡¡¡Será que a Tegoshi le gusta mi mama!!! No…no…


Pero ese pensamiento se mantuvo vivo toda la velada, cada gesto, cada palabra, solo me hacía sentir más y más confundido, pero si no era eso entonces a que se debía esa actitud tan distinta.


-Muchas gracias por la cena, todo estuvo delicioso- Le dijo Tegoshi a mi madre embozando una ligera sonrisa.


-Oh, me alagas tanto, ojala todos fueran así de agradecidos- El sarcasmo de mi madre era tan poco sutil, era obvio que lo decía por mí- Por cierto ¿Tegoshi-kun te gustan los dulces?- Continuo diciéndole.


Esta vez Tegoshi le sonrió ampliamente, mientras yo me estaba cansando de esas miraditas y sonrisitas molestas.


-Permiso- Me levante de la mesa dejando gran parte de la comida aun en el plato.


-¿Eh? Pero si no has comido nada, además estoy por traer el postre y es tu favorito- Mi madre intento detenerme con comida, pero eso no funcionaria en esa situación.


 -Lo siento mamá, pero estoy muy cansado- Y en parte era verdad, así que me levante con pesadez de la mesa, dispuesto a irme, pero Tegoshi se levanto al mismo tiempo y me invito a quedarme con ellos, algo a lo que simplemente no pude negarme, no si él me miraba de ese modo. Pero de algún modo había terminado solo en la cocina lavando los platos mientras mi madre y Tegoshi conversaban solos en la sala. Aunque intentara escuchar lo que decían, me era imposible. Cansado de intentarlo trate de pensar en algo más que no tuviera que ver con ellos.

En cuanto termine seque mis manos, y sin molestar la amena conversación de la sala, me dirigí en silencio a mi habitación, estaba cansado y no quería seguir pensando en nada más.


En cuanto llegue a mi habitación, arroje toda mi ropa al suelo quedando solo en ropa interior, y de ese modo me tire en la cama,  totalmente muerto. El entrenamiento había sido muy duro, en realidad me sorprendía haber soportado tanto tiempo despierto después de haber terminado.

______ Entre sueños escuche el sonido de un móvil, pero ese sonido no me era familiar, era como una especie de melodía que me invitaba a dormir mas… Cuando un movimiento brusco sobre la cama, llamo mi atención de nuevo, pero el cansancio no me permitía despertar, y me gire dispuesto a seguir durmiendo, después averiguaría, que había sido eso.

Una voz baja y entrecortada… la cual de inmediato reconocí, fue la que me hizo abrir los ojos -¿Tegoshi?- Cuando su voz se detuvo me incorpore de inmediato y entre la oscuridad encendí la lámpara de mi derecha, ya con la luz encendida lo vi. Tegoshi se encontraba sentado justo del otro lado de la cama, parecía estar hablando por teléfono ¿Qué estaba haciendo el ahí? Observe cada fracción de su cuerpo de abajo hacia arriba, pero cuando llegue ahí, al final, me encontré con unos ojos suplicantes, que estaban a punto de llorar. 

 -Qué vergüenza- Dijo Tegoshi, colgando el teléfono, y con la intención de levantarse, pero antes de que lo hiciera mis brazos ya lo habían detenido por la espalda.

-¿Qué... estás haciendo?- Hablo Tegoshi la voz entrecortada.


-No lo sé…- Le susurre cerca del oído.


Sentí, como unas cálidas gotas caían sobre mis brazos, pero este sentimiento era distinto. El no saber la razón de su llanto siempre me había generado cierta inquietud, pero ahora era muy diferente, era como una opresión, como si algo me impidiera respirar y lo único que podía hacer para recobrar el aliento era abrazarlo con todas mis fuerzas.

-Massu…-Un susurro con mi nombre me hizo bajar los brazos. En cuanto lo hice Tegoshi se giro, me miro un momento y después salió de la habitación. Esta vez no pude detenerlo, en sus ojos había tanta desesperación que no fui capaz de interponerme. e.

Lo siguiente que escuche fue la puerta principal siendo cerrada, Tegoshi se había ido, mire mi móvil y el reloj marcaba las 3:00 de la mañana, en cuanto vi la hora reaccione, me levante sin preocuparme de que no estaba vestido y corrí con todas mis fuerzas esperando alcanzarlo, pero era inútil Tegoshi se había ido.